El futuro fue entonces: El rostro cambiante de la Italia fascista

A principios de 1918, un desconocido escritor y burócrata de poca importancia del norte de Italia escribiría un artículo de opinión en un periódico urgiendo la necesidad de «un hombre lo suficientemente despiadado y enérgico para hacer una limpieza» y darle nueva vida a Italia. Durante un discurso en Bolonia tres meses más tarde, insinuó que él mismo podría ser aquella persona. Cuatro años más tarde encabezaría una marcha sobre Roma para demostrar que, efectivamente, lo era.

Su nombre era Benito Mussolini.

Tras la Primera Guerra Mundial, la península italiana ya no era el lugar de antaño: la cuna del Imperio romano —quizás el más poderoso que jamás haya existido— y del Renacimiento, cuando la cultura y el arte primaron y se amasaría una enorme riqueza. Italia había decaído hasta convertirse en una de las naciones más pobres de Europa, ante un pueblo desafecto y dividido entre sí. Durante las dos primeras décadas del siglo XX, se vería abismada por una guerra mundial, una pandemia devastadora, emigración a gran escala, la escasez de alimentos y una rápida inflación. Mussolini, antiguo maestro de escuela y veterano de guerra, construiría gradualmente un culto a la personalidad en torno a su reputación como líder populista, un deliberado bufón abusivo que se ganaría el apoyo de una inusual coalición de la élite industrial del país —quienes vislumbraron una oportunidad— y la gente pobre del campo que lo veía como a uno de los suyos. En 1922 lograría reunir en la ciudad capital a treinta mil rufianes vestidos de camisas negras, quienes exigieron la renuncia del primer ministro a lo que hacían el «saludo romano». El rey de Italia, Víctor Manuel III, temiendo que se desatara la violencia, entregaría rápidamente el poder a este joven radical.  

Mussolini tomó el poder sin elecciones y gobernaría sin moralidad. Con todas las ramas y oficinas del Estado bajo su poder, juró gobernar sin contrapesos ni mecanismos de control, afirmando que restauraría la ley y el orden. El rey y mucha de la población italiana le creyeron. 

Dos años más tarde, tras su segunda elección, Mussolini sustituiría por completo las autoridades del Gobierno por personas extremadamente leales y declaró los objetivos que pretendía alcanzar para la nación: su resurgimiento como potencia mundial y el restablecimiento del Imperio romano para enorgullecer al pueblo italiano y ofrecer gloria al país. Los 21 años posteriores serían entre los más turbulentos en la historia de una península con dos milenios de agitación política a sus espaldas: la entonces incipiente nación italiana —apenas 50 años después de la reorganización en un Estado unificado de sus antes dispersos ducados, principados y provincias— sufrió un cambio tempestuoso al verse electrizada por ambiciones colonialistas, industrialistas y racistas que la llevarían a la Segunda Guerra Mundial, a una guerra civil y, por último, a la fundación de la República Italiana moderna.

A medida que Italia se expandía geográfica, cultural y creativamente, mucha de la población italiana sentía que el futuro era ahora. El Estado —y su enorme influencia cultural en las empresas privadas— presentó, promovió e impulsó una nueva identidad nacional que supuso la transformación no solo de Italia, sino también del pueblo italiano. 

Y así comenzó la tarea de vender Italia: al interior, en el extranjero y como una idea en sí misma.

 

Todos los afiches, esculturas y objetos forman parte de Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli en Bolonia, a menos que se indique lo contrario. 

Poster House reutiliza en lo posible materiales de exposiciones anteriores para impulsar prácticas sostenibles.

Este programa es posible gracias, en parte, al apoyo de los fondos públicos del Departamento de Asuntos Culturales de la Ciudad de Nueva York, en colaboración con el Consejo Municipal y el New York State Council on the Arts (NYSCA).

El texto con letra grande, la traducción al español y un resumen en lectura fácil están disponibles a través del código QR y en atención al público.

Italia Como Una Idea

En 1941, unos obreros trabajando en la construcción de la estación del tren Termini de Roma se toparon con un trozo de mármol que resultó ser un busto gigante del emperador Adriano, de dos mil años de antigüedad. Fue tan solo uno de los numerosos descubrimientos que el Estado haría en su esfuerzo por llevar a Italia a su supuesta antigua gloria —las obras públicas la llevarían al triunfo público, siendo cada vez más evidente que los cimientos de Italia estaban rebosantes de antigüedades. Estatuas de nobles, mercaderes, emperadores divinos, más grandes que la vida misma y aparentemente eternos: el arte del Estado ascendió para mostrar a los hombres como si fuesen dioses. Se inauguraron museos por todos los rincones, colmados de leyendas romanas destinadas a causar inspiración, pero también para recordar a la población de que Italia es una nación que ya fue. Mussolini lo veía como una señal más de la necesidad de un tercer Imperio romano. Un Imperio italiano. Su imperio.

Aunque la unificación de Italia había tenido lugar unos 70 años atrás, la joven nación seguía sin tener una identidad lingüística, cultural y étnica definida. Tras la Primera Guerra Mundial, la ola del nacionalismo que se había extendido por toda Europa llegaría a la península y muchos de los mejores poetas, escritores, pintores y diseñadores italianos pronto coincidieron en una misma idea: la libertad era aburrida. El régimen de Mussolini contó con el fuerte apoyo del movimiento futurista; su líder, Filippo Marinetti, llegaría incluso a fusionar su Partido Político Futurista con el Partido Nacional Fascista de Mussolini en 1919. Aunque el futurismo italiano y el fascismo italiano formalmente se mantuvieron separados, sus ideologías coincidían en gran medida: fueron los poetas y escritores, pintores y diseñadores quienes dibujaron el rostro de la nación, tanto al interior como más allá de sus fronteras.

El rostro del fascismo italiano fue creado por gente creativa; se sostuvo no solo con marchas sino con museos. Margherita Sarfatti, judía veneciana e influyente crítica, conocedora y mecenas del arte italiano sin igual, sería la amante de Mussolini durante mucho tiempo y la reina sin corona de Italia; sus fondos financiaron el periódico de Mussolini, Il Popolo d’Italia, que lo había catapultado al poder. Gabriele D’Annunzio, un piloto de combate falto de vista en un ojo, fue el poeta y novelista más importante de Italia y autor de todo el ritual fascista que inspiraría a Mussolini a imitarlo: no fue el dictador sino el poeta quien crearía el teatro de los estruendosos discursos, el saludo romano, «los camisas negras» con sus primitivas represalias y opresión de mano dura. Fue este mismo escritor quien sugirió un método de persuasión muy contundente: los disidentes no serían vencidos con la retórica sino con el aceite de ricino, un laxante muy eficaz, para humillarlos, incapacitarlos o matarlos.

Así como el arte creó al régimen, el régimen recurriría al arte y, por extensión, a la publicidad para reiterar su causa. Las obras que surgieron a raíz de ello solían incorporar temas futuristas propios de la Romanità —un retorno al clasicismo romano y sentimiento de superioridad italiana— en lo que Mussolini luchaba por forjar un nuevo imperio de conquistas mediterráneas y africanas débilmente entrelazadas. El futurismo, que hacía énfasis en el modernismo, el poder y la velocidad, había nacido en Italia; al mismo tiempo, su contrapunto, el movimiento Novecento («Novecientos», en referencia al siglo XX), rechazaría los movimientos artísticos vanguardistas para favorecer el arte figurativo italiano del pasado. La primera exposición del movimiento fue inaugurada en Milán en 1923 con la presencia de Mussolini, quien en su discurso de apertura se presentaría como «Il Duce» (el líder o caudillo).

Quienes se oponían al régimen clamaban que Mussolini —periodista muy culto que hablaba tres idiomas con fluidez y había sido maestro de escuela, quien en su tiempo libre leía libros de filosofía del siglo XIX— se había empeñado en adoptar una postura de macho, abogando por la fuerza bruta y el anti-intelectualismo. Éste respondió que «nuestro pasado artístico es admirable, pero en lo que a mí respecta, no he estado en un museo más de dos veces». El arte, sin embargo, proporcionaría una vía para influir en la población, oportunidad que Mussolini supo aprovechar.

Afiche de una puerta imponente en forma de la palabra «FIAT» con estatuas militares encima.

FIAT, 1927

Giuseppe Romano (1905–67)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • En 1926, Giuseppe Romano fue contratado por Fabbrica Italiana Automobili Torino (FIAT, la Fábrica Italiana de Automóviles de Turín) para ayudar a coordinar las operaciones de mercadeo a gran escala entre la empresa y los concesionarios que en aquel momento tenían el control creativo de sus negocios.
  • Este afiche refleja el característico monumentalismo del arte y la arquitectura del periodo fascista al combinar formas clásicas con modernas. Romano transforma el acrónimo de la FIAT en una fábrica-templo coronada por estatuas grecorromanas, haciendo clara alusión al mundo de la Antigüedad. La FIAT no habrá conquistado la Galia ni Germania como lo hizo la antigua Roma, pero sí la industria moderna. Bajo un refulgente cielo rojizo y amarillo, sugerente de una nueva era que amanece, los automóviles modernos se lanzan hacia un futuro invisible, lleno de optimismo.
  • Este edificio probablemente está haciendo referencia al Arco de Tito en Roma, una construcción del siglo I erigida para conmemorar el saqueo de Jerusalén por las fuerzas romanas, bajo el mando del general del mismo nombre. El ejército fascista solía celebrar desfiles simbólicos de soldados marchando bajo el arco; en 1938, Adolf Hitler y Mussolini lo atravesaron juntos para anunciar una nueva conquista del pueblo judío. 
  • Este anuncio se convertiría en un punto de referencia gráfico, frecuentemente citado e imitado tanto por artistas plásticos como publicitarios, entre los que vale destacar a René Magritte para El arte de la conversación (1950) y Reynold Brown para su afiche de la película Ben Hur (1959).

Afiche de una mujer que se sostiene del volante de un vehículo para ondear una bandera italiana.

Ardita FIAT, 1933

Alberto Bianchi (1882–1969)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • FIAT fue y sigue siendo el mayor fabricante de automóviles de Italia. En 1933, comenzó la producción del FIAT Ardita, un automóvil en forma de torpedo; menos de nueve mil unidades serían fabricadas en los cinco años siguientes.
  • El nombre fue seleccionado para representar el espíritu nacionalista y fascista de la época: el significado aproximado de ardita es «osado», haciendo referencia descarada a los Arditi, unidad élite de tropas italianas de asalto que revolucionaría la guerra moderna durante la Primera Guerra Mundial. Precursores de las fuerzas especiales de hoy en día, los Arditi irrumpían en las líneas enemigas avanzando por delante de la infantería regular para matar al enemigo en un combate cuerpo a cuerpo, con dagas y granadas de mano.
  • La gorra de la mujer del afiche también asocia al vehículo con los Arditi, ya que ellos vestían un fez negro similar que luego se convertiría en parte del genérico uniforme militar fascista.
  • FIAT es una empresa notablemente convencional que era todo menos atrevida; a pesar de su nombre, el FIAT Ardita tenía más bien un estilo muy similar al de los típicos automóviles estadounidenses de la época. Por lo tanto, este afiche, en vez de reflejar la creatividad de FIAT, más bien representa la de su departamento de diseño gráfico.

Afiche con la cabeza redonda de un bebé, de color naranja, enmarcada por cintas verdes con texto.

Buitoni, 1928

Federico Seneca (1891–1976)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • La vida de Federico Seneca, uno de los maestros de la publicidad italiana, refleja fielmente el propio auge del fascismo: formado en el arte clásico, trabajaría como diseñador de afiches antes de la Primera Guerra Mundial, para luego alistarse en el ejército y convertirse en piloto de hidroaviones. Durante la guerra, conoció y entabló amistad de toda la vida con Gabriele D’Annunzio, escritor y veterano de guerra que, después de Mussolini, se convertiría en el timonel creativo más singular del fascismo italiano.
  • A principios de la década de 1920, la chocolatería Perugina contrató a Seneca (en esta exposición también podrá observarse dos de sus diseños para la marca), quien pasaría a tomar el cargo de director publicitario para la empresa durante casi dos décadas. Este afiche fue diseñado por Seneca para la pasta Buitoni después de su fusión con Perugina.
  • La cabeza redonda y prominente de un infante pone de relieve la biopolítica de la época al insinuar que cualquier bebé alimentado en la Italia fascista sería inevitablemente robusto y sano, a pesar de que muchos niños se encontraban al borde de la inanición. 
  • El enigmático anuncio también muestra uno de los efectos predominantes del fascismo italiano en el diseño: el bebé radiante es a la vez encantador y un tanto amenazante, y refleja el tono siniestro del estado de ánimo nacional endémico de aquella época, como si dijera: «Compra Buitoni. O si no…».

Lanital Brochure, 1937

Attributed to Bruno Munari (1907–98)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • El diseñador modernista Bruno Munari no creía que el arte debiera estar separado de la vida, sino que los objetos debían ser tanto bellos como funcionales. Por ello, gran parte de su trabajo para los productos más mundanos o básicos se caracterizaba por ser altamente conceptual y ambicioso. Este folleto corporativo para la fibra Lanital, por ejemplo, presenta una cubierta dorada metálica, un fotomontaje con diseños vanguardistas y la nueva encuadernación patentada en espiral que permitía mantener un libro abierto.  
  • También bajo propiedad de la SNIA, Lanital es una lana sintética fabricada a partir de fibra regenerada derivada de la proteína caseína de la leche. Después de que la Sociedad de las Naciones sancionara a Italia por invadir Etiopía en 1935, la necesidad de generar productos sintéticos a nivel nacional aumentó enormemente, lo que fomentó el tipo de innovación que a Mussolini le gustaba celebrar con entusiasmo. El futurista Marinetti incluso escribió el «Poema del vestido de leche» como campaña publicitaria vanguardista para la empresa, al ver en este nuevo tejido la manifestación de la «ropa de leche» que había previsto en su Manifiesto de la moda femenina futurista, publicado en 1920.
  • Como lo indican los afiches adyacentes sobre otros tejidos sintéticos, se consideraba deseable no solo justificar, sino elevar estos materiales baratos desde el punto de vista publicitario, para ponerlos a disposición de una población preocupada por la moda. De la misma manera que otros productos baratos y de imitación fueron comercializados como lo último en la moda, aquí Munari fue reclutado para convencer a la población italiana de vestirse con lo que esencialmente eran migajas de queso, al crear un folleto híper estilizado e inspirado en el futurismo, combinando el arte, el diseño y la poesía.

SNIA Viscosa: le opere assistenziali (SNIA Viscosa: programas de beneficencia), 1938

Erberto Carboni (1899–1984)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • La SNIA era una fábrica de rayón o «viscosa», un tejido semisintético utilizado como sustituto barato de la seda. También era una de las muchas empresas italianas que ofrecía programas de bienestar social para su personal, la mayoría localizadas en ciudades industriales donde apenas existía una distinción entre la empresa dominante y el Gobierno local.
  • Este folleto promocional modernista sobre la asistencia social para guarderías que SNIA ofrecía para su personal refleja el uso predominante de diseños ambiciosos y poco convencionales por el sector comercial bajo el fascismo. Erberto Carboni incorpora aquí el fotomontaje, páginas de plástico translúcido y una encuadernación en espiral, así como las previsibles fotografías de Mussolini.
  • Las grandes empresas querían emular la supuesta benevolencia del régimen fascista y trabajaban sin descanso para producir propaganda como este folleto, con el fin de demostrar cómo estaban contribuyendo a mejorar la vida de la clase trabajadora y sus comunidades.

Afiche de dos mujeres elegantes con vestidos estampados y un texto en negrilla cerca de las rodillas.

Esposizione Rhodia Albene (Exposición de telas Rhodia & Albene), 1936

Marcello Dudovich (1878–1962)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Marcello Dudovich fue uno de los mejores diseñadores gráficos italianos de finales del siglo XIX y principios del XX. Tras formarse en la prestigiosa Real Academia de Trieste, contribuyó de manera decisiva a los grandes avances del diseño de afiches italianos de la época, junto con sus contemporáneos Leonetto Cappiello y Leopoldo Metlicovitz.
  • En este afiche Dudovich recurre a diseños familiares para uno de sus clientes más antiguos, La Rinascente, una cadena de grandes almacenes con locales en todo el país, para la que llevaba más de quince años realizando trabajos gráficos. En este homenaje al glamour, moderniza los movimientos fluidos de las figuras que diseñaría a lo largo de su carrera de afiches para la ópera, plasmados aquí en los pasos seguros y expresiones resueltas de estas protagonistas mujeres. Como mucho del diseño de la época, el nacionalismo jugaría un papel importante, evidente en los discretos tonos rojos, blancos y verdes de la bandera italiana en la ropa de las modelos que caminan con la mirada hacia el futuro.
  • A pesar de su ostentosa apariencia, el afiche en realidad estaba tácitamente vendiendo austeridad al ofrecer Rhodia y Albene, ambas telas como alternativas elegantes y novedosas a la seda y al satén. Rhodia, en realidad, estaba hecha de celulosa prensada purificada (pulpa de madera) y Albene era rayón plano de acetato, materiales baratos que se ajustaban al presupuesto de una población que aún padecía de la Gran Depresión, pero comercializadas como la máxima expresión de la opulencia.

Afiche del dibujo de una figura azul hilando una bola de algodón esponjosa.

Sniafiocco, 1933

Araca (Enzo Forlivesi Montanari, 1898–1989)

Fondazione Massimo e Sonia Cirulli Collection, Bologna

  • Starting in 1920, the Società di Navigazione Italo Americana (SNIA), an Italian shipping company that had moved away from cargo transport, began purchasing Italian factories that produced cheap, moth-resistant, silk-like synthetic fabrics, especially rayon or viscose, for a nation that could not readily afford the real thing. In 1920, SNIA produced just over one million pounds of this material; by the dawn of the Great Depression in 1929, it was making nearly 22 million pounds of it and became the first Italian company to be listed on the foreign stock exchange. 
  • Such innovation coincided with Mussolini’s directive to Italian businesses to establish the country’s self-sufficiency by introducing methods of production that would allow it to manufacture items that would otherwise be imported. By the end of the 1920s, Italy had such success with creating synthetic fabrics that it was responsible for nearly 20 percent of the world’s output.
  • The fiocco in Sniafiocco means “tuft,” a small, soft ball of cotton not unlike the one positioned in front of the anthropomorphic figure in this design. While it may not be actual cotton, the visual appeal of the artificial product combined with the declaration that it is a “national” commodity suggests to the viewer that it is actually better than the real thing.  
  • SNIA was one of many textile producers in Italy. Like other companies, it understood the value of riding the wave of intense nationalism in order to bolster its brand recognition and domestic sales. As such, it unofficially dubbed its product “Il cotone nazionale” (The National Cotton). 

Afiche del dibujo de una figura blanca con largos brazos y piernas atoradas dentro de latas rectangulares azules.

Lubrificanti FIAT (Lubricantes FIAT), 1934 

Marcello Nizzoli (1887–1969)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • El régimen de Mussolini imitaría el afán del movimiento futurista por la velocidad y el dinamismo al poner en marcha su ambición de fundar un nuevo Imperio italiano mediante la conquista y colonización de territorios mediterráneos. Como resultado, en Italia se empezaron a organizar populares carreras de automóviles que se extendieron por todo el país y luego, a medida que Mussolini conquistaba nuevos territorios, también por las colonias italianas. En 1925, Marcello Nizzoli crearía esta figura para FIAT conocida como «L’omino bianco» (el hombrecillo blanco), una versión estilizada de uno de los mecánicos que acompañan a los pilotos profesionales en estas carreras.
  • Al igual que en el anuncio para el «algodón nacional» de Sniafiocco, esta forma geométrica casi sin rasgos representa al hombre común y su función es promocionar los lubricantes para automóviles FIAT bajo los emblemáticos colores fascistas, el rojo y el negro. Este estilo de figura (que aparece en muchos de los afiches de este periodo) también sugiere un cuerpo robusto al servicio de la nación. 
  • Nizzoli, mejor conocido como el diseñador en jefe de las máquinas de escribir Olivetti, fue estudiante del futurismo e influenciado considerablemente por Fortunato Depero, cuyo estilo y amor por las figuras semihumanas cuadriformes se puede observar claramente en el trabajo de Nizzoli.

Afiche del dibujo dos personas de color chocolate abrazándose sobre un fondo amarillo.

Cioccolatini Perugina (Chocolates Perugina), 1929 

Federico Seneca (1891–1976)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • En 1929, Federico Seneca obtuvo el primer premio en la Exposición Internacional de Carteles de Múnich, habiendo trabajado cinco de los diez años de su residencia para la empresa Perugina/Buitoni, relación que terminaría cuatro años más tarde cuando abandonó Perugia para trasladarse a Milán y montar su propio estudio.
  • Este diseño marca un giro significativo para Seneca de su obra anterior al combinar el tropo publicitario popular de dar características humanas a objetos inanimados, con el afán futurista de reducir las formas humanas a pulidas máquinas geométricas. Aquí, figuras sin rostro de color chocolate caminan abrazadas en una escena romántica mientras llevan diminutas cajas verdes de chocolate Perugina.
  • Al igual que muchas empresas de la era fascista, Perugina se esforzaría por realzar productos que provenían de circunstancias austeras. En este caso, durante una escasez de cacao debido a prohibiciones a su importación, la fundadora de la empresa Luisa Spagnoli decidió crear los famosos chocolates Baci de Perugina al hacer bolitas con virutas de chocolate sobrantes de sus trufas y bombones. En un principio Spagnoli las llamaría cazzotti (puñetazos, por su forma) hasta finalmente optar por el nombre más atractivo de Baci (besos).

Afiche de un avión blanco en vuelo que divide en dos un texto rojo sobrevolando un barco en el océano.

Cioccolato Ali d’Italia (Chocolates Alas de Italia), 1931 

Mario Gros (1888–1977)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • En 1931, Italo Balbo, ministro de la Fuerza Aérea Italiana, y su equipo lideraron una serie de vuelos transatlánticos a Sudamérica para promover el dominio italiano en el campo de la aviación. Este afiche publicitario de la chocolatería Talmone, de 80 años de antigüedad, se apoya en el popular éxito y publicidad de aquellas expediciones para realzar el prestigio de la marca y de su chocolate «Alas de Italia».  
  • A medida que el nacionalismo y el colonialismo italianos se fueron expandiendo a finales del siglo XIX con la invasión italiana de países del continente africano, Talmone comenzó a asociar su marca más abiertamente con temas egipcios y otros del norte de África. En la década de 1930, diseños como éste sirvieron para vincular la imagen de la empresa con los nuevos avances de la aviación italiana y el orgullo nacional que conllevaban. 
  • En este afiche también se vincula a Talmone con la exploración italiana del Nuevo Mundo al colocar a la carabela de Colón y la fecha 1492 en el rincón inferior derecho, un poderoso recordatorio de que Italia alguna vez lideró la colonización a nivel internacional y seguramente volverá a hacerlo.

Afiche de un avión de hélices blancas con grandes alas de pájaro azul.

Il giorno dell’ala (Día del Ala), 1930

Maga (Giuseppe Magagnoli, 1878–1933)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

Afiche de pájaros volando en línea diagonal sobre un caballo negro encabritado.

Giornata dell’ala (Día del Ala), 1933

Giovanni Minguzzi (1897–1953)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

Afiche del ala de pájaro grande y blanca que atraviesa el afiche en diagonal con  aviones y paracaídas en el fondo.

Il giorno dell’ala (Día del Ala), 1930

Melkiorre Melis (1889–1982)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Los espectáculos aéreos, conocidos coloquialmente como «el Día del Ala», fueron eventos frecuentes en Italia durante el periodo fascista y solían utilizarse como demostraciones públicas del creciente poder de la nación. Aunque estos tres afiches anuncian diferentes eventos, el enfoque gráfico de cada uno refleja en general el mismo discurso: Italia no tiene rival en la tecnología aeronáutica. 
  • El afiche de Giuseppe Magagnoli vincula al aviador italiano contemporáneo con la aquila (águila romana), un símbolo casi sagrado del poderío militar del antiguo imperio, reflejando la obsesión fascista por la historia triunfal del país. El texto que lo acompaña indica que la venta de las entradas iba a estar destinada a la vivienda para el beneficio de huérfanos de aviadores caídos.  
  • En su afiche, para el mismo evento, Melkiorre Melis enfatiza de manera más gráfica los peligros a los que se enfrentaban los aviadores italianos, tres de los cuales aparecen saltando en paracaídas sobre un campo de batalla mientras bombas explotan a su alrededor. Cuatro años después de realizar este diseño, Melis fue enviado a administrar la Escuela de Artes y Oficios Islámicos en Trípoli, la capital de Libia, una nueva colonia italiana.
  • El afiche final de Giovanni Minguzzi fue para promocionar un espectáculo aéreo en Ravena, una ciudad costera del noreste cerca de Predappio, la ciudad natal de Mussolini, organizado por el Aeroclub Francesco Baracca. El club llevaba el nombre de un piloto de combate de la Primera Guerra Mundial; su símbolo era un caballo encabritado o de trote saltarín que más tarde sería adoptado por el fabricante de automóviles Enzo Ferrari como emblemático logotipo de su empresa. 
  • El afiche de Minguzzi también muestra los fasces, un atado de varas alrededor de una segur que sería adoptado por el Gobierno fascista italiano para hacer referencia al símbolo de autoridad utilizado por la Roma imperial. También puede estar haciendo referencia a los numerosos estudios de aves del artista futurista Giacomo Balla, destacando así la forma cómo los artistas fascistas se apropiaban de mucha de la estética del futurismo. 

Afiche de la figura desnuda de un hombre tumbado boca arriba al borde de un acantilado frente al océano, y la enorme cara de un hombre al fondo.

La conquista dell’aria (La conquista del aire), 1940

Fernando Matticari (1908–78)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • La película La conquista dell’aria (La conquista del aire) de Romo Marcellini es un pseudodocumental cinemático de gran envergadura sobre la historia del vuelo humano, desde el fallido intento de Ícaro (quien aparece en este afiche colapsado en las rocas desnudo, con las alas rotas) hasta los triunfos de la aviación bajo el régimen fascista.
  • Aunque fueron los hermanos Wright quienes inventaron el primer avión en la modernidad en los Estados Unidos, el afiche se enfoca en las contribuciones de Italia a la historia de la aviación, incluyendo al anteriormente mencionado Ícaro, oriundo de Sicilia, así como la cabeza fantasmal y omnipotente de Leonardo da Vinci, cuyos diseños aeronáuticos inspirarían a inventores por siglos. Este mismo retrato de Leonardo también aparece en otro afiche de Matticari para la película, solo que esta vez en tonos amarillos detrás de una yuxtaposición de uno de los primeros dibujos del maestro italiano de una máquina voladora y un avión italiano contemporáneo. 
  • El Gobierno fascista financió cuantiosamente la industria cinematográfica nacional, incluyendo la construcción de Cinecittà en Roma, el estudio cinematográfico más grande de Europa, con la intención de hacerle competencia a Hollywood y destacar la modernidad cinematográfica italiana. La dura censura del régimen y la tendencia a complacer al Gobierno de parte de las comunidades artísticas y cinematográficas hicieron que muchas películas italianas de los años 1930 tuvieran, efectivamente, fines propagandísticos.

Afiche de un mesero de gran tamaño con traje negro inclinado hacia una mujer, se entrevé su cara y hombro por el hueco de su antebrazo.

Bel Paese, 1932

F. Quillio (Carlo Pandolfi, 1906–43)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Carlo Pandolfi utilizaría muchos seudónimos, entre ellos, el que usó para firmar este afiche que vincula gráficamente al futurismo semiabstracto con el arte más elegante de finales del siglo XIX. El largo brazo del camarero atrae la atención de quien observa la ilustración, más allá de la mujer —cuyo rostro se halla representada al estilo de Leonardo da Vinci en su etapa art déco— para llegar al gran bloque de queso Bel Paese de Galbani.
  • Bel Paese significa «bello país» y la etiqueta no deja lugar a dudas sobre a qué país se refiere: una porción del queso en forma de flecha atraviesa el centro del mapa de Italia. El envoltorio también muestra el retrato del geólogo italiano Antonio Stoppani, cuyo tratado sobre la tierra italiana, Il Bel Paese, inspiraría el nombre del queso.
  • En aquella época, el empaque del queso que se exportaba a los Estados Unidos mostraba un mapa de los EE. UU. en vez del de Italia, lo cual indica que este afiche era para promocionar el Bel Paese para el consumo local. 
  • Como mucha de la publicidad de la época, la sofisticación de la alta sociedad en este afiche, con su camarero vestido de etiqueta y la elegante comensal, no correspondía a la realidad de una Italia empobrecida, sino a la imagen que se quería dar de los italianos en el exterior.

Afiche con siluetas de varios equipos mecánicos y un texto grande e inclinado  sobre un fondo amarillo.

Orgoglio (Orgullo), 1938

Carlo Bompiani (1902–72)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Orgoglio (Orgullo) es una película moralista de 70 minutos sobre el propietario de una fábrica cuyo ambicioso hijo intenta convencerlo de sus ideas empresariales; éste no las toma en serio hasta que su hijo sufre un accidente en el trabajo. 
  • Como la mayoría de la producción cinematográfica en Italia durante el periodo fascista, Orgoglio se produjo gracias a una importante financiación del Gobierno italiano, por lo que encarna sus valores políticos y sociales. Como reflejo de las nociones gubernamentales de la industria, la película ejemplifica la idea de que la ambición y el sacrificio para el bien común están entrelazados: los dogmas del pasado solo pueden crecer a través de la dedicación física de los jóvenes. 
  • El diseñador Carlo Bompiani utiliza las figuras en forma de O del título de la película como engranajes de una correa industrial, incorporando el texto como elemento gráfico del afiche. La forma alargada y estrecha del afiche es indicación de que estaba destinado para ser instalado sobre una puerta.

Afiche de un atleta afrodescendiente parado de manos con las manos dentro de dos grandes zapatos.

Campeggio, 1936

Mario Borrione (1903–84)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Campeggio (campamento) era el modelo de un calzado diseñado por el fotógrafo Sebastiano Campagna para la empresa Fratelli Bima. Se convirtió en uno de los modelos más exitosos de la empresa y precursor del calzado náutico moderno.
  • Ya para el 1936, Mussolini había comenzado a emprender su gran misión de restablecer la gloria del antiguo Imperio romano al forjar una nueva nación italiana a través la conquista de territorios en el exterior. La victoria de Italia sobre Etiopía en 1936, en particular, lo llevó a referirse a los italianos como «conquistadores» y a sí mismo como el fundador de su imperio. 
  • Este afiche muestra el alcance del fervor imperial inmediatamente tras la declaración del Imperio italiano, época en la que imágenes de personas africanas empezaron a aparecer por toda la publicidad italiana. Al retratar a la población africana bajo una lente de exotismo, se enmascaraba la violencia, explotación y el racismo que sustentaban las ambiciones coloniales de Italia, mitigando así la realidad de la conquista mediante composiciones aparentemente divertidas y glamorosas.

Italia En Casa

Benito Mussolini no era un hombre atractivo, al menos no en el sentido convencional: bajo y corpulento, había sido un soldado de segunda durante la Primera Guerra Mundial. Él mismo admitiría haber sido un niño totalitario, temperamento que no mejoraría con la edad. En su vida personal, puso bajo vigilancia a su primera esposa, abandonó a su hijo y borró ambos nombres del registro público. Hizo muchas promesas al pueblo italiano: revivir al Imperio romano mediante la conquista colonial, restaurar la autosuficiencia agrícola del país, codificar el uso de la lengua italiana unificada en lugar de más de una docena de dialectos diferentes e incrementar la eficiencia en una nación conocida en toda Europa por sus deficiencias y retrasos. Para ello, aumentaría la producción industrial, mejoraría la calidad de los productos italianos y establecería infraestructuras de transporte para construir mejores carreteras y tener trenes más puntuales.

Los primeros movimientos fascistas surgirían en Italia durante la Primera Guerra Mundial. El término en sí proviene de los fasces lictoriae, un haz de varas atadas alrededor de una segur que había sido antiguo emblema de autoridad romano de los magistrados civiles. El simbolismo de los fasces sugería fuerza a través de la unidad: una sola vara se rompe fácilmente, mientras que el haz es difícil de romper. En 1919, Mussolini fundaría en Milán las Fasces de Combate Italianas que, dos años más tarde, se convertirían en el Partido Nacional Fascista. El partido rechazaba la idea de que la violencia fuera intrínsecamente negativa o inútil, en cambio, utilizaba la brutalidad política como vía para el rejuvenecimiento nacional y el destino manifiesto —en este caso, la creación del nuevo Imperio italiano— como un imperativo. 

El movimiento estaba plagado de imágenes que fueron incorporadas tanto en el diseño gubernamental como en el comercial, ya que los artistas italianos a menudo se plegaban con entusiasmo a las autoridades en su trabajo, permitiendo así que una nueva nación abierta a la moda y a la ostentación se viera inundada por una iconografía fascista. Durante el apogeo del poder de Mussolini, el mundo comercial se sometió de forma completa e inequívoca al triunfo de su régimen totalitario.

Además de los fasces, su símbolo equivalente, el águila romana, se convertiría en un emblema preponderante del Gobierno, apareciendo habitualmente en anuncios, películas, afiches y obras de arte. Cuando Mussolini se autoproclamó «Il Duce» (del latín «dux», que significa líder o caudillo), su inicial «M» sería cooptada para su ubicuo uso en la publicidad. Su rostro, sobre todo, se convertiría en una imagen dominante y omnipresente, siempre con una mueca perpetua y el mentón levantado en actitud altiva y desafiante. Ya sea en los desfiles, la propaganda, los artículos de prensa alarmistas o los anuncios, Mussolini era un homúnculo convertido en dios fantástico, idolatrado por sus seguidores. Sin embargo, las potencias del resto del mundo solían verlo como líder ridículo de un país absurdo e insignificante.

Al principio, Mussolini quería convertirse en Italia; al final, Italia se convirtió en Mussolini. Se crearon innumerables esculturas, pinturas y afiches, casi todos ellos para honrar al Duce y a sus acólitos, a menudo torpes mediocres, enloquecidos de poder. Y qué poder: su régimen violento, totalitario y, finalmente, etnonacionalista dio la orden de por lo menos 5000 asesinatos políticos, torturó a muchos miles más y arrastraría a Italia a una guerra mundial que cobraría la vida de 450 000 italianos. 

Y al final, los trenes nunca llegaron a funcionar puntualmente.

Profilo continuo (Perfil continuo), 1933

Renato Giuseppe Bertelli (1900–74)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Esta escultura, reproducida en múltiples versiones, es una de las más famosas de Mussolini. En ella, el artista fusiona los temas del fascismo y el futurismo al combinar al dios romano Jano, cuyas dos caras podían ver el pasado y el futuro simultáneamente, con el dinamismo arrollador de un presente obsesionado por las máquinas, dotando a Mussolini el poder de mirar en todas direcciones a la vez.  
  • El fascismo italiano se inspiraba estética y culturalmente en el movimiento futurista. Habiendo tenido su inicio en el Manifiesto futurista de 1909 del escritor Filippo Tommaso Marinetti, hacía una llamado por una campaña unificada centrada en los ideales futuristas de la velocidad, el modernismo y el poder. Esta escultura adapta con gran fidelidad las ideas de Marinetti sobre el futurismo y, por extensión, sobre el fascismo; aquí el dictador italiano es un dios que lo ve todo y que se mueve tan rápido que se vuelve borroso. 
  • A Mussolini le encantaba la pieza y su mezcla de alusiones a la Antigüedad y al futurismo, declarándola uno de sus retratos oficiales. Posteriormente se llevaría a cabo una producción en serie en terracota, madera y aluminio para clientes institucionales y de consumo, disponible en diferentes tamaños y con una patente aprobada por el propio dictador.

Dux, 1929

Thayaht (Ernesto Michahelles, 1893–1959)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Esta cabeza humana geométrica representa a Mussolini como una versión estilizada del galante caballero del Renacimiento que formaba parte del legado de la identidad nacional italiana y que fue adoptada con entusiasmo por la mitología fascista. 
  • En sintonía con la ideología futurista y fascista, la escultura sacraliza a este líder tan humano, fusionando el glorioso pasado de Italia con la realidad moderna y orientada hacia el futuro. Afín al proyecto fascista que simboliza, es abstracta con rasgos individuales reducidos a la uniformidad, como el de una máquina.
  • El escultor presentó personalmente a Mussolini el prototipo de la escultura en hierro y piedra, quien quedó encantado y ordenó la reproducción de miles de copias en diversos materiales para distribuirlas por todo el país. La carrera de Thayaht como diseñador siguió siendo galardonada y prolífica hasta finales de la década de 1930, año en que se jubiló.

Fante ferito (Soldado herido), 1924

Giandante X (Dante Pescò, 1899–1984)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Dante Pescò, artista que trabajaba bajo el seudónimo de Giandante X, realizó varias pinturas, esculturas e ilustraciones antifascistas y anarquistas. Popular entre la oposición, fue repudiado por el Gobierno italiano y encarcelado en varios campos de concentración en Francia tras su detención en 1939. 
  • Pescò realizaría varias esculturas de Mussolini a lo largo de su carrera, todas ellas con rasgos flácidos y purulentos, haciendo contraste con la imagen proyectada del Duce como líder fuerte y escultural y de los soldados italianos como héroes inquebrantables.
  • Fundida en bronce, pero aparentemente blanda y desliéndose, la escultura no se parece a los bustos estilo romano que Mussolini utilizaba como propaganda, sino que estaba previsto para representar a un soldado italiano caído (que se parece notablemente al propio Mussolini). Refleja, en cambio, una experiencia italiana lúgubre y común de tiempos no tan lejanos: con los ojos cerrados y el rostro inerte, se asemeja más a una máscara mortuoria.

Afiche con un imponente monumento negro detrás de una esfera amarilla con texto rojo en negrilla.

13e Foire de Milan (13ava Feria de Milán), 1932

Giacinto Mondaini (1902–79)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Fundada en 1920, la Feria de Milán era una exposición anual de las innovaciones italianas más recientes, desde inventos tecnológicos hasta artesanías de alta calidad. En la década de 1930, se había convertido en una cita imperdible para quienes tenían interés no solo en el diseño italiano, sino también en los descubrimientos de otros países expositores. 
  • Impreso para su distribución en Francia, este afiche muestra un águila negra estilizada que evoca la insignia romana y el nuevo emblema de los uniformes militares italianos. Sus alas han sido transformadas en la omnipresente «M» de Mussolini, mientras que el 13A podría confundirse fácilmente con sus garras aferradas al globo terráqueo. 
  • La versión en italiano de este afiche tuvo tan buena acogida que apareció en la Mostra del cartello e della grafica pubblicitaria (Exposición de carteles y gráfica publicitaria) de 1936 en Roma, junto con varios otros afiches de esta exposición. La mera existencia de una exposición de este tipo, patrocinada por el Gobierno, pone de manifiesto la importancia que tenía la comunicación gráfica para el régimen.
  • Al mismo tiempo que Giacinto Mondaini estaba diseñando afiches como éste para promover iniciativas fascistas, fue también uno de los fundadores de la revista satírica Bertoldo que ridiculizaba al Gobierno con chistes mordaces y caricaturas políticas (entre las que se encontraban contribuciones de Saul Steinberg en su juventud). Aunque el régimen no estaba a favor de este tipo de material, lo aceptaba a regañadientes.

Afiche con una letra M roja de gran tamaño, con un pequeño punto azul en la parte superior izquierda.

M, 1928 

Nicolaj Diulgheroff (1901–82)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • A medida que Mussolini lograba consolidar su poder y aumentaba su popularidad a nivel nacional, las empresas italianas se afanaron por asociarse con el régimen. En este caso, la cervecera Metzger no se ocupa de mostrar su producto, sino una gigantesca «M» de color rojo fascista para representar tanto la inicial del nombre de la empresa como del Duce, insinuando una sincronía natural entre ambos.
  • Esta única letra, al igual que el Gobierno, es imponente y totalitaria, dominando la página. El diseño encaja bien con el resto de la obra de Nicolaj Diulgheroff bajo el régimen de Mussolini; una fusión de sus tempranas raíces constructivistas con el movimiento futurista, plasmadas de imágenes corporativas y fascistas del periodo. 
  • Si consideramos que la venta de la cerveza Metzger en Italia tuvo sus inicios en 1848, resulta interesante comparar la severa modernidad del diseño de Diulgherof con los afiches previos para promocionar la marca. Por ejemplo, el afiche de Leonetto Cappiello en 1911 representa un enfoque vanguardista publicitario, uno que le estaba apostando más a la fantasía y al encanto que a la intimidación.

L’Italia fascista in cammino (La Italia fascista en marcha), 1932

Author: Gioacchino Volpe (1876–1971)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Inspirado por su aliado Gabriele D’Annunzio, Mussolini había adoptado la conocida costumbre de dar frecuentes discursos a gritos desde el balcón de su despacho en Roma. Aquí, al igual que en el afiche de Schawinsky, L’Italia fascista in cammino (La Italia fascista en marcha) Mussolini aparece como una figura simultáneamente solitaria y multitudinaria; incluso aislado en su balcón, cuenta con el apoyo masivo de Italia, gracias al fotomontaje. La descripción de la fotografía afirma que 150 000 personas hicieron presencia en la Piazza Castello de Turín, un 23 de octubre de 1932, para escuchar a Mussolini.
  • Impreso por «los camisas negras» en honor al décimo aniversario del Gobierno de Mussolini, este libro fue escrito en italiano, alemán, español, inglés y francés, y contiene 516 fotografías, sobre todo propaganda del heroísmo italiano, representado mayormente por grandes grupos de personas: menores de edad haciendo ejercicio, soldados mirando heroicamente hacia el futuro y compañías de infantería en entrenamiento. También destaca algunas de las iniciativas creativas de Italia, ya sea técnicos trabajando, artistas y artesanos en sus caballetes y escritorios, o directores de cine con cámaras montadas en automóviles.
  • El texto rinde homenaje a los diversos logros de la última década, entre ellos un tratado de conciliación entre Italia y el Vaticano, la Carta del Lavoro, un tren llevando pan italiano a las zonas rurales, numerosas exposiciones y ferias industriales, representaciones de la «maternidad serena», avances médicos para el beneficio de toda la ciudadanía y la modernización de los recientes territorios coloniales italianos de Libia y la isla de Rodas.

Mostra della Rivoluzione fascista (Exposición de la Revolución fascista), 1932

Luigi Bottazzi (1903–43)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • La portada de este catálogo, la Mostra della Rivoluzione fascista (Exposición de la Revolución fascista), muestra un busto de piedra de Mussolini sobre un fondo con la leyenda «Du-ce, Du-ce, Du-ce». 
  • El catálogo incluye fotografías a color y en blanco y negro de una exposición organizada por el Gobierno y de los objetos allí expuestos, entre ellos, un afiche monumental de Sironi para el evento que también fue transformado en un mural cerca de la escalera de la entrada. También incluye una reproducción de una nota escrita por Mussolini en la que felicita al pueblo italiano por «su» victoria y le insta a seguir adelante.

Afiche con una gran espada amenazante hecha de piedra con fechas y texto en rojo,  blanco y verde.

Mostra della Rivoluzione fascista (Exposición de la Revolución fascista), 1932

Mario Sironi (1885–1961)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • En honor al décimo aniversario de la toma del poder, Mussolini impulsó una celebración dos años de duración, de su régimen en el Palazzo delle Esposizioni de Roma. Impresa en varios idiomas, incluyendo el francés y el español, su publicidad fue difundida por todo el mundo y atrajo cuatro millones de visitantes. Desplegada en catorce grandes salas, no pretendía ser un relato histórico sino una narración abiertamente propagandística del ascenso del fascismo italiano entre 1914 y 1922. 
  • Triunfal y emotiva, la exposición fue diseñada por muchos de los artistas más destacados de Italia para presentar a su país no como una reliquia del pasado, sino como un avatar del futuro. Se aconsejó a los artistas seguir instrucciones específicas de Mussolini y crear «cosas de hoy». Los resultados fueron modernos y audaces, sin ningún rastro de nostalgia por los estilos decorativos del pasado lejano o reciente. 
  • Mario Sironi era uno de los artistas favoritos de Margherita Sarfatti, amante de Mussolini. Con su apoyo adoptaría el futurismo a partir de 1913 y fue contratado para crear murales para varios edificios públicos. Ferviente fascista, continuaría ejerciendo una profunda influencia en el movimiento mucho después de su salida de Italia. 
  • Sironi desempeñó un papel fundamental en la construcción de esta exposición, realizó el diseño arquitectónico de varias salas, además de este afiche. Su composición incorpora dos símbolos estándares del régimen: los fasces junto a una daga.

Afiche con una M mayúscula roja sobre una forma con los colores de la bandera italiana sobre un fondo negro y texto en negrilla.

Viva Il Duce (Qué viva el líder), 1936

Erberto Carboni (1899–1984)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Impreso por una organización fascista regional, este afiche proclama «Viva Il Duce» (Qué viva el líder) y afirma que «l’Italia ha finalmente il suo Impero» (Italia finalmente tiene su Imperio).
  • El 9 de mayo de 1936, Mussolini proclamaría la creación del Imperio italiano en África Oriental, tras la segunda invasión italiana de Etiopía. Tras conseguir el control definitivo de la región, la incorporó a las colonias italianas ya existentes de Somalia y Eritrea para crear el África Oriental italiana. Esto supuso la culminación de su gran plan para restaurar el antiguo Imperio romano y forjar un sentido de solidaridad y éxito entre la población que, históricamente, no había «disfrutado» de las mismas conquistas coloniales de sus homólogos europeos. 
  • La composición de Erberto Carboni incorpora el águila romana encajada entre la bandera italiana y la audaz «M» roja de Mussolini. Aunque puede que no haya sido quien ideó el lema de este afiche, el diseñador ganaría fama después de la guerra por su habilidad ingeniando eslóganes para empresas como la RAI (la compañía de radiodifusión pública de Italia). Carboni también inventó «Con pasta Barilla è sempre domenica» (Con la pasta Barilla siempre es domingo), el eslogan más famoso de la empresa.

Afiche de un hombre atlético con una corona de laureles hecho de banderas y el brazo extendido sosteniendo un martillo.

XV Fiera di Milano (XV Feria de Milano), 1934

Gino Boccasile (1901–52)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Gino Boccasile, fiel creyente del fascismo, representa aquí al ideal clásico de la figura masculina, musculosa y poderosa, como si una estatua romana hubiese cobrado vida, para la XV Feria de Milán. Las banderas de los muchos países que participaron en el evento, entre ellos los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Suiza y Hungría, dan forma a la tradicional corona de laureles que sirve para adornar su cabeza. 
  • Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Boccasile fue contratado por el Gobierno fascista para realizar propaganda con ilustraciones racistas y en contra de los Estados Unidos. Tras la caída de Italia en 1943, se convirtió en partidario de la República Social Italiana (un Estado títere de la Alemania nazi) y se unió a la división italiana de las SS, diseñando afiches de reclutamiento y propaganda. Después de la guerra, Boccasile sería puesto en prisión como criminal de guerra y, tras su liberación, se ganaría la vida inicialmente realizando dibujos pornográficos para revistas británicas y francesas. 
  • Al igual que muchos de los afiches para promover la causa fascista, la pequeña nota al pie de este diseño indica que los afiches no están sujetos al impuesto publicitario vigente.

Afiche con varios aviones rojos volando detrás de una estatua verde con un  águila en la parte superior.

Accademia Aeronautica (Academia Aeronáutica de Italia), 1938

Alberto Mastroianni (1903–74)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • La aviación fue una temática clave tanto para el régimen fascista como para la identidad corporativa de la clase empresarial italiana. El Gobierno de Mussolini invertiría enormes cantidades de dinero para rehabilitar y expandir el poder de la aviación italiana con el fin de mejorar su reputación a nivel mundial. Las empresas ávidas por alinearse con estos exitosos métodos propagandísticos utilizarían también imágenes aeronáuticas para vender sus productos.
  • Como resultado de este tipo de exitosas campañas de propaganda, la gente empezaría a relacionar al fascismo casi como sinónimo de la aviación, sin importar lo que realmente se estaba vendiendo. Incluso los aviones de las fuerzas aéreas quedan aquí relegados a un segundo plano tras el estandarte verde —emblema que la antigua legión romana llevaba en sus desfiles triunfales— que domina el primer plano, adornado con el águila romana, los fasces y la abreviatura SPQR de Senatus Populusque Romanus (el Senado y el Pueblo de Roma).
  • Este es un afiche de reclutamiento para la Accademia Aeronautica (Academia Aeronáutica de Italia), fundada en 1923, un año después de que Mussolini llegara al poder. El diseño pretende subrayar la expansión de las capacidades aeronáuticas de Italia y promover un certamen para reclutar trescientos estudiantes para un ejército que, tan solo dos años después, se vería envuelto en una guerra mundial. 

Cultura fisica della donna (Cultura física de las mujeres), 1933

Author: Dr. Giuseppe Poggi-Longostrevi 

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • El movimiento fascista se creó una imagen de los ideales de la belleza y el atletismo de la Antigüedad: tal y como las estatuas personificaban cierto tipo de gracia escultural, así también debían ser los cuerpos de los italianos fascistas en la realidad. Esta publicación se enfoca en el ejercicio físico de las mujeres e incluye 193 ilustraciones con 84 ejercicios diferentes que una mujer podía practicar en casa para mantenerse en excelente estado físico. 
  • El rol de la mujer en la sociedad fascista italiana estaba claramente definido por el Estado: una mujer debía estar sana y en forma, bajo los ideales clásicos, pero su función más importante era la de la esposa tradicional. La mujer italiana ideal demostraba su patriotismo y apoyaba a su país dando a luz a hijos varones, a los que criaba para que se convirtieran en soldados, o a hijas hembras para que a su vez se convirtieran en madres. 
  • Las mujeres solo podían participar en las elecciones municipales y, aunque no estaba prohibido que las niñas estudiaran o trabajaran, el costo de la educación era más alto para ellas y se impusieron restricciones para impedir que tuvieran alguna autoridad real sobre los hombres en su vida profesional o en el Gobierno.
  • El control del régimen sobre el cuerpo de las mujeres formaba parte de una cultura biopolítica más amplia al servicio de los objetivos nacionalistas que convirtieron a la fertilidad, la salud, a la condición física y la moda en herramientas del Estado. El Gobierno patrocinaba concursos para elegir a las «madres ideales» y, a partir de 1927, la battaglia della natalità (la batalla por los nacimientos) de Mussolini introdujo una serie de incentivos para que las mujeres aumentaran la población. Las familias con más de seis hijos estaban exentas de impuestos, por ejemplo, y se condonaba parcialmente los préstamos por cada nacimiento.

Lo sport fascista (El deporte fascista), 1936

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • El interés del Gobierno fascista por el atletismo provocó una explosión de ligas deportivas, torneos, conferencias, clubes y publicaciones. Esta revista, en particular, destaca una variedad de actividades deportivas, desde el remo hasta la equitación.
  • Quizás la imagen más importante del atletismo en Italia en aquella época fue la del propio Duce: miles de fotografías de propaganda fueron publicadas en las que se mostraba a Mussolini practicando deportes, trabajando en el campo y realizando otras actividades «masculinas».
  • Así como el cuerpo de Mussolini fue un símbolo poderoso en vida, también lo siguió siendo tras su muerte. Después de su asesinato, sus seguidores se disputaron su cuerpo y, hoy en día, más de un siglo después de su ascenso al poder, siguen realizando peregrinaciones cada año hasta su tumba.

Almanacco fascista (Almanaque fascista), 1935

Mario Sironi (1885–1961)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

Almanacco fascista (Almanaque fascista), 1934

Mario Sironi (1885–1961)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

Almanacco fascista (Almanaque fascista), 1932

Mario Sironi (1885–1961)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Desde 1922 hasta la caída de Mussolini en 1943, todos los años el régimen publicaría un almanaque en el que se destacaban los logros alcanzados el año previo, incluyendo notas culturales y datos generales sobre Italia.
  • Cada número de la revista tenía cientos de páginas y pretendía servir de referencia para toda la ciudadanía en casi todos los aspectos de sus vidas. La edición de 1935, por ejemplo, incluye una introducción escrita por Mussolini, los nombres de los meses y sus correspondientes mitologías, una lista de todas las oficinas del Gobierno y sus funciones, información actualizada sobre los edificios recién terminados, un artículo sobre la «nueva situación en Europa» y ensayos sobre diversos lugares de interés cultural y religioso.
  • Estas tres portadas fueron diseñadas por Mario Sironi, artista conocido por su uso de formas monumentales y pesadas y por su compromiso con el Partido Nacional Fascista. A pesar de ello, su obra sería a menudo criticada por los miembros fanáticos del régimen por no estar lo suficientemente impregnada de ideología como para crear una propaganda verdaderamente eficaz.

Campo grafico (Campo gráfico), 1939

Enrico Bona (1900–76)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Fundada por el pintor Attilio Rossi y publicada entre 1933 y 1939, Campo grafico fue una revista futurista, vanguardista y llamativa que tenía el objetivo de destacar las nuevas tendencias en el diseño gráfico italiano, en contraposición con las normas artísticas europeas. En ella se analizaban minuciosamente nuevas técnicas, dedicando números especiales al fotomontaje, la fotografía, la poesía y el diseño gráfico. Cada edición estaba firmada por una persona luminaria diferente del arte italiano, en este caso, Francesco Tommaso Marinetti. 
  • Marinetti, cuya firma aparece en la portada de este número, fue el padre fundador más importante del futurismo, uno de los autores de su primer manifiesto en 1909 y responsable de innumerables documentos que marcarían el rumbo del movimiento para toda una generación. También fue coautor del Manifiesto fascista y un abierto y acérrimo partidario de Mussolini. 
  • Cuando este número fue publicado en 1939, su editor Enrico Bona se estaba quedando sin dinero y sabía que sería la última edición. Por ello, no escatimaría en gastos y produjo una revista particularmente lujosa, con estampado en relieve, páginas de plástico y una portada diseñada por el idolatrado Marinetti. Este ejemplar no solo incluye la firma impresa de Marinetti, sino también su firma manuscrita a tinta y una dedicatoria personal.

Afiche de la palma de una mano y un texto blanco que la atraviesa.

Giornata delle due croci (Día de las Dos Cruces), 1936

Walter Roveroni (1899–1985)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • En este afiche, una mano hace enérgicamente el signo de «pare» mientras alerta al público: «La realtà/ancora 35.000 morti l’anno» («La realidad: 35 000 muertos al año todavía»). Esta estadística hace referencia a la propagación desenfrenada de la tuberculosis en Italia en la década de 1930.
  • El Día de las Dos Cruces mencionado en el margen inferior del afiche hace referencia al esfuerzo conjunto de dos organizaciones humanitarias, la Cruz de Lorena de Francia y la Cruz Roja, para ampliar la vacuna contra la tuberculosis que en aquel momento solo llevaba poco más de una década disponible en el ámbito de la medicina.
  • Las iniciativas en medicina constituyeron un elemento importante del compromiso fascista por la urbanización y modernización de una nación que había estado literalmente plagada por siglos, habiendo sufrido múltiples epidemias de cólera y tifus en las últimas décadas. Mussolini —quien padecía de mala salud, ya que había sido herido por una bomba de mortero durante la Primera Guerra Mundial y se rumoreaba padecía de sífilis— puso un gran énfasis en la atención médica, reduciendo drásticamente la tasa de mortalidad por malaria mediante el drenaje de las Marismas o Lagunas Pontinas y la fundación de Littoria (que podría traducirse muy liberalmente como «villa fascista»), una colonia utópica para italianos política y físicamente aptos y con una visión hacia el futuro. 
  • Aunque este afiche busca promover una campaña política totalmente diferente, es probable que su diseñador Walter Roveroni se inspirara en el poderoso y conocido afiche electoral de John Heartfield de 1928 para el Partido Comunista Alemán, en el que la mano simbolizaba el poder de la clase obrera.

Afiche con una gran X blanca con texto en negrilla inclinado sobre un fondo negro.

Duce ritorna presto (Duce regresa pronto), 1934

Domenico Chiaudrero (1913–2000)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • La producción de este afiche fue pensada como propaganda indulgente para conmemorar la visita de Mussolini a la ciudad de Turín. Al pedirle que «vuelva pronto» (ritorna presto), el afiche destaca la lealtad de la región hacia su líder, reafirmando al mismo tiempo que el resto del país también debería apreciar el cuidado y la atención de Mussolini.
  • En esta composición impresa para las elecciones de 1934, el diseñador Domenico Chiaudrero presenta dos brazos estilizados, cruzados entre sí, haciendo el saludo romano impuesto por el Partido Nacional Fascista: una de las manos se ha transformado en un águila romana de color rojo sangre y en la intersección de ambos brazos aparece la infame «M» de Mussolini. 
  • Las elecciones de aquel año representarían un cambio geopolítico monumental para el electorado italiano, que, al igual que en las anteriores, solo podía estar compuesto por hombres pertenecientes a sindicatos, al ejército o al clero. Con el ascenso de Hitler como canciller de Alemania en 1933, Italia se encontraba al borde del precipicio. Mussolini propuso una alianza cuatripartita entre Alemania, Francia e Inglaterra, mientras amenazaba con declararle la guerra a Hitler si este desafiaba los intereses territoriales italianos en Austria.

Afiche con edificios futuristas puestos en diagonal con objetos volando a su alrededor  y un texto muy abstracto.

La direttissima Bologna-Firenze, 1934

Attilio Calzavara (1901–52)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Las primeras obras de lo que sería la línea de tren de alta velocidad entre Bolonia y Florencia (conocida como «la direttissima») tendrían lugar en 1864. Sin embargo, apenas el 22 de abril de 1934 fue cuando se inauguraría la línea apta para el tránsito ferroviario. Era motivo de gran orgullo para Italia y una revolución de la conectividad del transporte: una línea ferroviaria que por fin atravesaría de manera eficiente la espina dorsal de la nación, los Apeninos.
  • Se suele decir en broma que Mussolini hizo que los trenes fueran puntuales, para dar a entender que de situaciones terribles pueden surgir cosas buenas. Sin embargo, la realidad era muy diferente: la implacable represión del régimen de las huelgas y la represión de los derechos de los trabajadores hizo que los trenes de la Italia fascista a menudo se retrasaran.
  • El mito de la eficiencia del sistema ferroviario bajo Mussolini proviene en gran parte de la propaganda fascista. La construcción a gran escala de ferrocarriles italianos, incluyendo la direttissima que la elegante impresión de este libro promueve, empezó mucho tiempo antes de que Mussolini tomara el poder, pero de todas maneras éste se atribuiría el mérito del éxito temporal de sus predecesores. El Gobierno de Mussolini sí mejoró los servicios ferroviarios a determinados pueblos exclusivos del norte de Italia (a menudo construidos sobre la direttissima), pero casi siempre era para impresionar al turismo extranjero, más que para beneficiar a la clase obrera italiana.

Prima Mostra Nazionale Istruzione Tecnica (Primera Exposición Nacional de Instrucción Técnica), 1937

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • La Prima Mostra Nazionale Istruzione Tecnica (Primera Exposición Nacional de Instrucción Técnica) abriría sus puertas al público el 16 de diciembre de 1936 en el Palazzo delle Esposizioni de Roma. Este evento puso de manifiesto el interés fascista y futurista por los programas escolares que promovían la ciencia y la tecnología.
  • La exposición estuvo encabezada por Giuseppe Bottai, el recién nombrado ministro de Educación Nacional, un camisa negra y supremacista racial que conoció a Mussolini en una reunión futurista en 1919. El evento estuvo saturado de propaganda, haciendo hincapié en los avances tecnológicos italianos y, lo que era más importante, su estilo, con la exhibición de planos arquitectónicos, así como de motores, artefactos, maquetas de barcos y aviones y maquinaria agrícola. Aunque fue presentada como la Primera Exposición Nacional de Instrucción Técnica, nunca se llegaría a organizar una segunda.

Balilla Magazine, 1934

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • La propaganda era el alma del régimen fascista y sus líderes la utilizarían para reforzar la percepción popular de la justicia y sabiduría de las órdenes de Mussolini, noción que fue expresada en todo momento y por todos los medios, dirigida a todo el mundo: hombres, mujeres, niños por igual.
  • Entre 1902 y 1908, esporádicamente, Mussolini trabajaría como maestro de escuela primaria y, por lo tanto, sabía lo fácil que era convencer a los niños de la «verdad». Además de un puro y duro adoctrinamiento en las escuelas, el Gobierno fascista impregnaría las ligas deportivas comunitarias y los cómics con sus mensajes. La revista infantil más famosa de la época era Balilla (del mismo nombre que la organización juvenil paramilitar). Este número contiene citas y sugerencias del propio Mussolini destinadas a inspirar a sus jóvenes lectores.
  • En la antigua Roma, se contaban las fechas a partir del inicio del mandato de un emperador específico; Mussolini restableció este sistema para que los años se contaran a partir del año en que él llegó al poder. El año XIII que aparece en la parte superior de esta edición se refiere, por lo tanto, al decimotercer año del mandato de Mussolini.

Il covo (La madriguera), 1937

Giuseppe Pagano (Giuseppe Pogatschnig, 1896–1945)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Il covo (La madriguera) es uno de los textos de propaganda más famosos del fascismo italiano. Fue escrito por Giuseppe Pagano, uno de los profesores más conocidos de la Scuola di mistica fascista (Escuela de Mística Fascista) de Milán, fundada en 1930 para entrenar a los futuros líderes fascistas. La publicación se centraba en la mitología de la ascendencia fascista, rindiendo homenaje al ascenso al poder de Mussolini y su culto a la personalidad con fotografías truculentas y sensacionalistas.
  • La impactante portada con una calavera con un cuchillo aferrado entre los dientes se convirtió en un símbolo emblemático del régimen fascista, utilizado en banderas, insignias y otros recuerdos propagandísticos (el diseño aparecería por primera vez en los cuchillos de los soldados Arditi durante la Primera Guerra Mundial). Tres ediciones de este libro fueron publicadas, cada una con información diferente, pero con el mismo diseño para la portada. 
  • El arquitecto y diseñador Giuseppe Pagano fue originalmente uno de los mayores defensores del fascismo; sin embargo, en 1942 dimitió tanto de la escuela como del partido y al año siguiente fue arrestado como miembro de la Resistencia. Finalmente fue trasladado al campo de concentración nazi Mauthausen, donde fue torturado, golpeado y finalmente moriría a causa del maltrato el 22 de abril de 1945, solo 13 días antes de su liberación.

Postcard, 1932

After Thayaht (Ernesto Michahelles, 1893–1959)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • La producción en masa de esta postal con una imagen de la famosa escultura de Thayaht llevaba impresa una inscripción manuscrita por Mussolini que leía: «Este es Benito Mussolini tal y como le gusta a Benito Mussolini».
  • Postales como ésta eran fáciles de adquirir, siendo mucho más económicas que el papel de correspondencia, incluso para enviarlas por correo. Además, reflejaban el afán del régimen por cultivar un sentimiento de intimidad y accesibilidad en torno a Mussolini, incorporando su presencia autoritaria en la vida cotidiana. El italiano promedio podía obtener una imagen del «arte elevado» de la época en una postal y utilizarla tanto como para su correspondencia como para fines decorativos.
  • Thayaht con frecuencia volvería a recrear la escultura original a lo largo de su carrera. Una de sus pinturas más famosas muestra la cabeza de Mussolini sobre un cuerpo geométrico similar, piloteando una nave hacia la victoria. Liberándose de sus cadenas y evitando alambre de púas en el cielo, navega hacia un mapa de Europa acompañado de una flota de aviones militares.

Letter to Benito Mussolini, 1936

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Mussolini era considerado una figura patriarcal al cuidado de la nación; la población italiana le enviaba con frecuencia cartas de admiración, solicitándole favores especiales.
  • La persona que escribió esta carta escribió la dirección «Al Duce, Roma», tal como un niño lo haría al querer enviar su carta a «Papá Noel, Polo Norte».

Afiche con el dibujo en blanco y negro de un grupo de soldados y obreros portando banderas y armas mientras marchan con convicción.

Vincere come il Duce comanda (Vencer como lo ordena Il Duce), 1941

Ettore Mazzini (1891–1960)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • A principios de 1941, Italia llevaba apenas seis meses luchando en la Segunda Guerra Mundial y ya estaba perdiendo. El ejército italiano no estaba preparado para la batalla. El Ejército Real se hallaba muy mermado, sus tanques eran de mala calidad y casi toda la artillería del país era sobrante de la Primera Guerra Mundial. Tan solo la mitad de la flota de biplanos de la Fuerza Aérea Real estaba en condiciones de volar y la Fuerza Naval Real no tenía ni un solo portaaviones.
  • Los escasos recursos militares de Italia se habían visto aún más mermados por los numerosos conflictos previos a la guerra, como la pacificación de Libia, la intervención en España (donde Italia había desempeñado un papel decisivo en la instauración del general Francisco Franco) y las invasiones de Etiopía y Albania. Antes de que Gran Bretaña le declarara la guerra a Alemania en septiembre de 1939, Mussolini había confiado en que su Gobierno continuaría con su historia de concesiones y su política de apaciguamiento. Su error fue garrafal.
  • No obstante, Mussolini siguió adelante con la participación de Italia en la guerra debido a su aversión a renunciar a su ambición de restaurar el Imperio romano en el Mediterráneo (al que llamaba por su nombre clásico, «Mare Nostrum» o «Nuestro Mar»).
  • Este afiche sirve para recordar a la población italiana su único objetivo: vencer (vincere), como lo ordena Mussolini. La bandera puede estar hecha jirones y los soldados cansados, pero están armados con la determinación y el apoyo de su nación: madres, campesinos y obreros marchando juntos por un terreno accidentado.

Afiche con una M amarilla sobre una forma asimétrica de color rojo con los anillos de las Olimpiadas sobre un fondo blanco.

Littoriali dello sport (Congresos del deporte), 1939

Franco Chelini (1916–after 1960)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Los Gruppi Universitari Fascisti (Grupos Universitarios Fascistas o GUF, como vemos en este afiche) era la rama estudiantil del Partito Nazionale Fascista (Partido Nacional Fascista o PNF, como vemos aquí). Fundado en 1920, los GUF reunían al estudiantado italiano en un esfuerzo por educar a la futura clase dominante según los principios y propósitos del régimen de Mussolini. 
  • A partir de 1932, los GUF organizarían congresos anuales llamados «littoriali» dedicados al deporte. En 1934, se añadirían encuentros similares dedicados a la cultura y al arte. Estas reuniones eran esencialmente mítines, actos de propaganda disfrazados de competencias y, sin falta, una oportunidad para celebrar el culto a Mussolini. Los ganadores de estas competencias solían recibir una insignia dorada con la letra «M» para lucirla con orgullo en su vestimenta. 
  • En este afiche para anunciar uno de los encuentros deportivos en Florencia, la omnipresente «M» de Mussolini está sutilmente diseñada para parecerse a tres fasces. El color rojo puede estar haciendo referencia al color más común de la feluca, un sombrero de fieltro al estilo Robin Hood con una larga ala puntiaguda que tradicionalmente llevaban los estudiantes universitarios italianos inscritos en gruppi goliardici (fraternidades) y que se había convertido en el símbolo de los GUF.
  • Para elevar el poder y el prestigio de Italia, Mussolini desesperadamente deseaba que Roma fuera sede de los Juegos Olímpicos. Tres miembros del Comité Olímpico Internacional eran italianos, por lo que Mussolini construyó numerosos complejos deportivos convencido de que Italia obtendría aquel honor. Afiches como éste, con los anillos olímpicos, formaron parte de esta campaña en lo que Italia se postulaba como sede de los Juegos en 1940 y 1944.

 

Afiche de una figura sosteniendo una daga a la altura de la cintura con una pequeña inscripción del contorno de Italia sobre el mango.

Camicia nera (Camisa negra), 1932

Paolo Federico Garretto (1903–89)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • La Milicia Voluntaria para la Seguridad Nacional (conocida extraoficialmente como Camicie Nere o «los camisas negras», por sus característicos uniformes) era el brazo paramilitar del Partido Nacional Fascista, utilizado para aterrorizar y someter a la población italiana.
  • Fundado originalmente por oficiales del ejército e intelectuales nacionalistas, el grupo fue creado para reprimir a los sindicatos campesinos. Bajo el liderazgo de Mussolini y organizado en una estructura basada en la legión romana, atacaban y torturaban a la disidencia italiana y proporcionaban «seguridad» en las carreteras, los trenes y para las patrullas fronterizas. También inspiraron la creación del cuerpo paramilitar «los camisas pardas» de Adolf Hitler en Alemania. 
  • Por encargo del Partido Nacional Fascista, este afiche fue diseñado para promocionar un documental de propaganda en honor al décimo aniversario de la Marcha sobre Roma de Mussolini. Para este diseño, Paolo Garretto se basó en una portada que había creado dos años antes para la publicación La Rivista, en la que destacaba las necesidades de una Italia fascista y expansionista. 
  • Dibujados sobre el corazón de un camisa negra sin rostro, se puede observar el contorno de Italia y Córcega, una isla que había caído en manos italianas en 1775 y que ahora formaba parte del plan colonialista de Mussolini. Como flotando sobre esta masa continental reunificada están los fasces, alineados directamente con la punta de una daga afilada, para sugerir que solo a través de la agresión y la fuerza podrá Italia recuperar lo que había perdido.

Afiche con una fotografía en blanco y negro del perfil de la cara de un hombre con la palabra «SÌ» en grandes letras mayúsculas en la parte inferior.

Sì (Yes), 1934

Xanti Schawinsky (1904–79)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Diseñado por encargo del Partido Nacional Fascista al artista suizo Xanti Schawinsky, quien se había formado en la Bauhaus de Weimar en Alemania, este afiche fue distribuido originalmente como encarte de La Rivista Illustrata del Popolo d’Italia (La revista ilustrada del pueblo de Italia), que era suplemento oficial del diario Il Popolo d’Italia (El pueblo de Italia, fundado por Mussolini en 1914). El objetivo del afiche era reafirmar el poder de Mussolini tras las elecciones fraudulentas de aquel año.
  • Para las elecciones de 1934 (lo que fue en realidad un referéndum, ya que Italia era un Estado unipartidista en aquella época), se presentaría al electorado una lista de 400 nombres en una sola papeleta: un gobierno completo en el que la única elección era entre el sí o el no. El Partido Nacional Fascista ganó con 99,84 % de los votos, un resultado que no sorprendió a nadie.
  • Si bien la sensación de multitud agobiante que aquí define la figura de Mussolini (tomada de una fotografía durante las elecciones) es visualmente coherente en cierta medida con su rostro, caracterizado por el patrón monocromático de puntos ampliado de la litografía offset; el diseño también acentúa la autoridad de Mussolini al distinguir su expresión seria de la masa de gente que se mueve como una manada debajo. Inspirado en el grabado de Abraham Bosse para la portada del Leviatán (1651), de Thomas Hobbes, el afiche está considerado como una obra maestra del diseño gráfico italiano.

Afiche de un hombre vestido con una túnica de la antigua Grecia sosteniendo una haz de trigo.

La vittoria del grano (La victoria del grano), 1926

Gerolamo Bartoletti (1893–1962)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • El poeta romano Juvenal, escritor de principios del siglo II, tuvo la ocurrencia de que el Imperio romano fue construido sobre pan y circo. Dos mil años más tarde, Mussolini intentó restablecer un segundo imperio basado en la misma aspiración: si mantenía bien alimentado y entretenido al pueblo italiano, podría apaciguarlo y ganarse su lealtad y complicidad. 
  • Este afiche anuncia el tercer Concurso Nacional de la Victoria del Grano. Cuando el Gobierno fascista llegó al poder en 1922, Italia importaba aproximadamente un tercio del trigo que consumía. En un país donde el alimento más común era la pasta, esto equivalía esencialmente a una crisis alimentaria. Como solución, en 1925 el Gobierno iniciaría la campaña «la batalla por el grano», a expensas parcialmente de sus exportaciones nacionales más lucrativas. Los agricultores fueron reubicados, principalmente de las regiones de Véneto y Emilia-Romaña, en el norte de Italia, a lugares más céntricos donde se drenaron y recuperaron los pantanos para su uso como campos de trigo. Mediante la promoción simultánea de nuevas técnicas agrícolas y la introducción de variedades de semillas mejoradas, el régimen impulsó la producción nacional del trigo; en 1935, la importación de cereales extranjeros se redujo en un 75 %.
  • Este diseño está inspirado en gran medida en los temas fascistas típicos italianos de la Romanità (un regreso al clasicismo romano mezclado con diseños futuristas y modernistas), donde se incorpora una figura clásica idealizada sosteniendo un haz de trigo con un estilo que remite a los fasces.

Afiche con un par de manos sosteniendo una cesta de fruta fresca sobre una pila de  papeles.

Giornale di Agricoltura della Domenica (Diario Agrícola Dominical), 1938 

Luigi Martinati (1893–1983)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • La alta tasa de analfabetismo, especialmente en las zonas rurales, era un serio problema en Italia antes de la ascensión al poder de Mussolini. A partir de 1923, las reformas educativas pondrían énfasis en los estudios clásicos, la obediencia y la lealtad nacional. Al duplicar la inversión pública en la educación y en la unificación del sistema escolar, el régimen redujo la tasa de analfabetismo del 27 al 17 % en 1936, brindando la oportunidad de que las noticias —y la propaganda— por primera vez sean accesibles para una ciudadanía previamente iliterata. 
  • El Giornale di Agricoltura della Domenica (Diario Agrícola Dominical) fue publicado por primera vez en la ciudad norteña de Piacenza en 1891 y estaba dirigido hacia la población rural italiana, capaz de lograr la soberanía agrícola, lo que era una prioridad tanto para el movimiento fascista como para Mussolini. Originalmente apolítico, el periódico acabó alineándose con el Gobierno bajo el liderazgo de Giuseppe Tassinari, subsecretario del Ministerio de Agricultura y Bosques.
  • Comisionado por la Confederación Fascista de Agricultores, este afiche invita a suscribirse a la revista a través de la Unión Provincial Fascista, el Banco Nacional de Agricultores o el Consejo Agrario. También destaca el apoyo del partido a la publicación como parte de los esfuerzos fascistas de largo alcance para lograr la soberanía agrícola italiana. 
  • El diseño destaca las manos musculosas de un trabajador sosteniendo una cesta rebosante de duraznos, uvas, trigo y manzanas, todos productos cultivados en Italia.

Cuisine Futuriste (Cocina Futurista), 1913

Filippo Tommaso Marinetti (1876–1944)

Colección privada, NYC

  • Marinetti y los futuristas propusieron una absoluta revolución de la vida cotidiana y escribieron numerosos panfletos y manifiestos para fomentar este cambio. Creían que la única forma de establecer la superioridad artística italiana ante los ojos del mundo entero era destruyendo violentamente todas las instituciones existentes.
  • Cuisine futuriste combina la gastronomía y el arte, transformando la experiencia culinaria cotidiana en una experiencia multisensorial en la que se prohíben los cubiertos y se añaden perfumes a los alimentos para realzar su sabor. El libro también exige una revisión completa de la dieta italiana para favorecer el vanguardismo y lo teatral: lo más notable es que ordena a la población italiana más pobre a que renuncie a la pasta, un alimento básico y barato de la dieta del país, pero que Marinetti asociaba con el pesimismo y la falta de pasión. 
  • Aunque algunas de las ideas de Marinetti sobre la cocina italiana pueden parecer meramente excéntricas o incluso ridículas, otras reflejaban algunos de los principios más siniestros de la ideología fascista. Creía que Italia debía rechazar todos los alimentos importados de otros países y que los hombres solo debían consumir aquellos que estimularan su agresividad natural. Aquí, el chef levanta el brazo derecho en un saludo romano, antiguo gesto que fue popularizado en la Italia fascista por el poeta Gabriele D’Annunzio. 

Stencil of Benito Mussolini, c. 1935

Attributed to BOT (Osvaldo Barbieri, 1895–1958)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Como dictador de toda una generación italiana, la presencia política y militar de Mussolini era omnipotente; también era, de cierta manera, un ícono cultural. Las autoridades locales de toda la nación ordenaban a sus adeptos jóvenes a propagar dichos y grafiti del líder en los edificios públicos —algunos de los cuales aún existen hasta hoy— alabando al Duce y al nuevo imperio. Adicionalmente, había estructuras cubiertas de imágenes de Mussolini, ya sea hechas a mano, dibujadas o aplicadas con estarcidos como éste.
  • Osvaldo Barbieri, que se presentaba a sí mismo como Barbieri Osvaldo Terribile (BOT), era veterano de la Primer Guerra Mundial y pintor que se unió al movimiento futurista en 1928 como aprendiz de Fortunato Depero y, más tarde, de Marinetti. Rápidamente se convirtió en uno de los artistas contemporáneos con el mayor número de exhibiciones, eventualmente ganándose la atención de Italo Balbo, famoso aviador y gobernador de la colonia italiana en Libia.
  • En Libia, entre 1934 y 1940, BOT tuvo que enfrentarse a un terrible shock cultural y, según cuentan, perdió la razón. Se crearía en poco tiempo una segunda personalidad, la de un hombre africano llamado Naham Ben Abiladi, con quien presentaba exhibiciones “conjuntas” de arte.

Afiche con la cara de una bebé en blanco y negro sobre fotografías de niños marchando y jugando, en un fondo con formas azules y amarillas.

Partito Nazionale Fascista (National Fascist Party), 1937

Franco Mosca (1910–2003)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • A Franco Mosca se lo conocía mejor por sus afiches con mujeres seductoras para propósitos publicitarios para la venta de motocicletas, monopatines y otra cantidad de cosas. Creó este afiche, definitivamente no sexy, para la exhibición del Partido Nacional Fascista en Roma en 1937, en el que se destacaba el programa de gobierno de jardines de infantes y campamentos de verano.
  • Aunque los colonie (campamentos de verano) habían sido programas benéficos organizados por la Iglesia y otras organizaciones a partir de finales del siglo XIX, el gobierno fascista cooptaría estos programas para entrenar y perfeccionar la nueva generación de italianos. Similar al concepto alemán volkskörper (cuerpo nacional), donde la fuerza y salud de la etnia germánica era esencial para el renacimiento de la nación, Italia deseaba que los niños sean unos ciudadanos físicamente ideales. Por lo tanto, el ejercicio riguroso, las comidas nutricionales y el aire fresco eran el enfoque de muchos de estos campamentos.
  • Los campamentos de verano también proveían el perfecto ambiente para la iniciación en la Balilla, fundada en 1926 e incorporada al Gioventù Italiana del Littorio (GIL, la sección juvenil del Partido Nacional Fascista) en 1937. Esta organización paramilitar entrenaba a los niños en juegos de guerra y lealtad al Estado. Recibían lecciones diarias de política y se les inculcaba a respetar y a adorar a Mussolini como a una figura paterna. Estos esfuerzos habían llegado a su cénit cuando Italia entró en la guerra en junio de 1940.
  • Similar al afiche en el que una multitud de gente define el cuerpo de Mussolini, aquí los fasces estilizados fueron creados, en parte, no de madera o de cuerda, sino de imágenes de niños italianos.

Afiche con edificios futuristas puestos en diagonal con objetos volando a su alrededor  y un texto muy abstracto.

1o Circuito Città di Portogruaro (1er Circuito de la Ciudad de Portogruaro), 1933

Luciano Vignaduzzo (1908–??)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Patrocinada por el Reale Automobile Club d’Italia (Real Automóvil Club de Italia), esta carrera de motos por el centro de la ciudad, abierta tanto a italianos como a extranjeros, fue promovida por el Gobierno nacional y las autoridades locales. La fascinación por la velocidad y modernidad del futurismo se vio reflejada en un fascismo cohesionado con este movimiento: la velocidad estaba estrechamente ligada al progreso y, a su vez, el progreso al orgullo nacional. 
  • Este evento tendría lugar inmediatamente después de una pesadilla propagandística para el régimen: siete meses antes se había decretado que toda la niñez de la ciudad de Gruaro debía participar en un ensayo clínico para una nueva vacuna contra la difteria. De los 253 menores de edad que recibieron la vacuna, 28 murieron. La ciudad vecina de Portogruaro (a unos 10 minutos) fue seleccionada para esta carrera de motos con el fin de desviar la atención del público de la tragedia.
  • El diseño en estilo art déco muestra la iglesia del siglo XV de la ciudad y el campanario, que había sido terminado hace poco, así como el monumento ecuestre para honrar a los soldados que perecieron en la Primera Guerra Mundial.

Afiche con varias águilas volando alrededor de una gran antorcha en llamas.

I giovani italiani (La juventud italiana), 1927 

Designer Unknown

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • A medida que Mussolini ampliaba la Regia Aeronautica (Aeronáutica Real), ésta se convirtió en el orgullo y júbilo del régimen fascista. Miles de dramáticos afiches de reclutamiento como éste fueron creados para animar a los jóvenes a alistarse como pilotos. 
  • Para representar a la fuerza aérea, una bandada de águilas romanas de aspecto agresivo vuela en círculos alrededor de una llama eterna sostenida en alto por tres fasces. La traducción del texto inferior lee: «Los jóvenes italianos inspirados por las hazañas épicas de De Pinedo y De Bernardi deben convertirse en guerreros del cielo».
  • Nacido en Nápoles durante la Primera Guerra Mundial, Francesco Di Pinedo fue un as de la aviación que participaría frecuentemente en espectáculos y demostraciones aéreos después de la guerra; durante la década de 1920, también se hizo famoso como pionero de los viajes aéreos de larga distancia. Mussolini lo llamaba il messaggero d’italianità (el mensajero de la italianidad) y fue ascendido a subjefe del Estado Mayor de la Aeronáutica Real unos años antes de su muerte en 1933, tras perder el control de su avión.
  • A Mario De Bernardi, piloto durante la Primera Guerra Mundial, se lo conocía por sus victoriosas carreras aéreas internacionales después de la guerra; éste continuaría realizando acrobacias aéreas tanto para películas comerciales como con fines propagandísticos durante todo el periodo fascista. Murió de un ataque al corazón en pleno vuelo en 1959.

Afiche de un colorido avión geométrico y un grupo de pasajeros y pasajeras parados junto a él mirando un mapa.

Tutti a volare (Todos a volar), 1931

Designer Unknown

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Cuando se realizó la producción de este afiche, hace mucho que se asociaba a Taliedo, un suburbio en Milán, con los espectáculos aéreos. Como sede del «Aeródromo de Italia» desde 1910, estaba repleto de hangares y aviones. En 1931 era el único aeropuerto en Milán, aunque éste quedaría abandonado seis años más tarde tras la inauguración de Linate, un aeropuerto comercial más grande.
  • Este afiche utiliza uno de los aviones de la abundante flota de Taliedo para promocionar vuelos a ninguna parte. Por tan solo 40 liras (equivalentes a 50 dólares actuales), cualquiera podía comprar un pasaje para sobrevolar la ciudad en lo que aquí se describe literalmente como «voli propaganda» (vuelos de propaganda). Quienes desearan llevar a toda la familia podían comprar ¡seis pasajes por el precio de cinco! 
  • Con su imagen de una familia bien vestida, aunque un poco pasada de moda y sin rasgos distintivos, el afiche incorpora un concepto estándar de la propaganda fascista: una invitación para quienes sienten nostalgia por una época supuestamente más fácil. 
  • Las exhibiciones aéreas y los vuelos turísticos como estos proporcionaban a la población italiana con la oportunidad de disfrutar el milagro del vuelo. Muy poca gente podía permitirse el lujo de viajar en avión en aquella época, por lo que aviones vacíos solían despegar de los aeropuertos italianos para consolidar la reputación del país como líder de las aerolíneas.

Afiche con dos finos automóviles de carreras pasando a toda velocidad junto a árboles sin hojas.

IV Coppa della Perugina (IV Copa de Perugina), 1927

Federico Seneca (1891–1976)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • A lo largo de las décadas de 1920 y 1930, el Gobierno italiano animaría a las empresas comerciales a organizar y a patrocinar competencias de todo tipo para promover los productos y la cultura italianos. Aunque muchas resultaban sin duda atractivas para el público internacional, el objetivo principal era reforzar la supremacía italiana ante la población italiana, en todos los ámbitos. 
  • A principios de la década de 1920, la empresa chocolatera Perugina estaba deseosa por ampliar el alcance comercial de su marca. Consciente de la popularidad de las carreras de automóviles en toda Europa, puso en marcha la Copa Perugina que empezó a celebrarse anualmente. Este afiche promociona la última celebración anual del evento antes de que fuese cancelado por motivos económicos. 
  • Tanto las carreras de automóviles como los espectáculos aéreos eran parte intrínseca de la mitología fascista en torno a la modernidad y al progreso tecnológico. Éstas también se adherían a un código moral que reflejaba la política general del Gobierno: la audacia y la valentía deben ser recompensadas. A través de la participación en estos eventos, ya fuera como espectadores o deportistas, los italianos eran celebrados como íntimamente conectados con el régimen: modernos, altamente tecnológicos y extremadamente agresivos.

Italia En El Extranjero

Mussolini se imaginaba a sí mismo como el padrone (dueño) de una nueva Europa. Su movimiento fascista inspiraría a otros como Adolf Hitler en Alemania y Francisco Franco en España, posteriormente, por lo que sentía la necesidad de unificar y ampliar la presencia italiana en el extranjero.

El fascismo no solo marcaría la vida de toda la población italiana, sino que permearía en todos los aspectos de sus vidas. Al percibir que el fascismo había encontrado precoces simpatizantes en Gran Bretaña y en los Estados Unidos, Mussolini quiso llegar más allá de las fronteras italianas y consolidar su poder y el de su régimen en toda Europa, incluso en los confines de los océanos. Su ferviente interés por la aviación como medio para ejercer control político llevaría a una expansión masiva de la Fuerza Aérea Real Italiana y a la coordinación de «cruceros» de propaganda —grandes vuelos de grupos diplomáticos— al continente americano para mantener buenas relaciones diplomáticas con naciones extranjeras y vínculos cordiales con la diáspora italiana que vivía principalmente en los Estados Unidos, Argentina y Brasil.

Debido a que estos esfuerzos tuvieron éxito inicialmente, la admiración por Italia aumentó en el mundo exterior en muchos sentidos; diez años después del comienzo de su régimen, Mussolini con frecuencia recibía elogios públicos y privados de los líderes de las naciones más grandes. Sin embargo, la alianza de Italia con Alemania y su Führer, Adolf Hitler, quien al principio estaba maravillado con Mussolini y luego llegó a dominarlo, resultaría calamitosa. La asistencia militar de Alemania sería crucial para las victorias militares italianas en el Mediterráneo oriental y en África y para la creación del tan soñado Imperio italiano de Mussolini, pero la creciente presión alemana acabaría llevando a un remiso Mussolini a promulgar nuevas leyes raciales en 1938. En mayo de 1939, Mussolini y Hitler juntaron los intereses de sus países bajo el «Pacto de Acero» que llevaría a Italia en junio de 1940 a la guerra como aliada de Alemania.

Se dice que Mussolini dudó mucho de involucrarse en la guerra, con la esperanza de que una simple amenaza de derramamiento de sangre sería suficiente para doblegar a otras naciones europeas y obligarles a ceder más territorio a Italia, otorgándole un mayor estatus global, pero sin enfrentamientos bélicos. Al final, una coalición de fuerzas estadounidenses, británicas y canadienses invadiría Italia en 1943. Mussolini sería destituido inmediatamente de su cargo por el Gran Consejo del Fascismo que, con el apoyo de una pequeña milicia de la Resistencia italiana, lo conduciría al exilio y más tarde, tras una guerra civil incipiente, a la muerte.

Los esfuerzos de su régimen por mejorar el estatus de Italia en el escenario internacional, a través de un desmesurado culto a Mussolini, fue de cierta manera fructífero: la aviación italiana prosperó, hubo un auge de viajes y el país construyó un imperio colonial (aunque de corta duración) en el Cuerno de África. Sin embargo, el precio de estos logros fue muy alto. Para cuando finalizaría la guerra, la recientemente modernizada e industrializada nación se había convertido en un paisaje empobrecido y arrasado por los enfrentamientos y los bombardeos. Y a pesar de que Mussolini había empezado su mandato en un tono triunfal, erguido frente al palacio de Roma, terminó colgado por los pies de la viga de una gasolinera en Milán.

Afiche de una estatua de la Antigüedad de un hombre con un casco y sosteniendo una estatua verde de una esbelta mujer en la mano.

L’Art Italien (El Arte Italiano), 1935

Umberto Brunelleschi (1879–1949)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • La creación de la mitología italiana fascista fue intensa mientras autócratas, burócratas y artistas se movilizaban para conectar a la nación con su glorioso pasado. Este afiche para promover una exhibición de arte italiano en Francia refleja a la perfección el deseo de presentar un enlace cultural ininterrumpido con la diosa romana que sostiene una estatua alada de la victoria frente a unos fasces lictoriae gigantescos.
  • Patrocinadas por las autoridades italianas, se llevarían a cabo dos exhibiciones considerables sobre este tema, simultáneamente, en Paris en 1935. Una en el museo Petit Palais donde se exhibieron muchas de las obras maestras del Renacimiento más importantes del país en la Exposición de arte italiano: De Cimabue a Tiepolo, entre las que se encontraban El nacimiento de Venus de Botticelli y La Virgen de las rocas de Leonardo da Vinci, así como obras de Rafael, Miguel Ángel, Tiziano y Caravaggio.
  • En el centro de artes Jeu de Paume, mientras tanto, se llevaría a cabo una exhibición paralela de arte italiano de los siglos XIX y XX, como se anuncia en este afiche, como fiel evidencia del dominio artístico-cultural italiano. 
  • En ella se destacaron las obras de Armando Spadini, Umberto Boccioni y Federico Andreotti quienes, según su curador, eran los «campeones de la Romanità» —una palabra sugerente de la obra de restauración del régimen fascista de una Italia ligada a su glorioso pasado clásico. Ambas exposiciones contaron con un apoyo considerable del Gobierno italiano e incluyeron obras destacadas de museos franceses e italianos.
  • Ambas exposiciones fueron inauguradas poco después de los acuerdos Mussolini-Laval de enero de 1935, en los que el primer ministro francés, Pierre Laval, firmaría un acuerdo con su homólogo italiano en un intento por frenar las ambiciones nazis alemanas. Al año siguiente Francia daría vía libre a Italia para conquistar Etiopía, redefinir la Somalia francesa como parte de la Eritrea italiana y ceder parte del Chad francés a la Libia italiana, allanando el camino para el establecimiento del «Imperio italiano» en África.

Afiche de un hombre con el ceño fruncido y un sombrero militar sobre un fondo rojo.

What do You say, America?, 1942

Diseño: desconocido

Colección Permanente de Poster House

  • Fuera de Italia, Mussolini era considerado en gran medida un villano o un títere. Diseñado el año previo a la invasión aliada de Sicilia, en julio de 1943, y previo al colapso del Gobierno italiano, este afiche de propaganda estadounidense presenta un fotomontaje del Duce junto a una de sus declaraciones más sombrías. Se le pide a quien observa decidir si está de acuerdo o no con esta declaración y si apoya, se presume, una intervención estadounidense contra este tirano sediento de guerra.

Afiche de varias águilas negras inmóviles con un avión sobrevolando en el fondo.

1o Salone internazionale aeronautico (1er Salón internacional aeronaútico), 1935

Plinio Codognato (1878–1940)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Los espectáculos aéreos se convirtieron en un pilar fundamental de la propaganda fascista italiana, en lo que la nación buscaba afianzar su moneda en el mercado internacional. De hecho, fueron tantos los espectáculos de este tipo que es casi imposible catalogarlos todos.
  • Este afiche para un espectáculo aéreo celebrado en Milán en 1935 incorpora muchos símbolos utilizados con frecuencia por el régimen: cuatro águilas romanas nobles posadas sobre fasces de color rojo brillante, a lo que observan el poder de un avión italiano acelerando antes de alzar el vuelo. 
  • Aunque aquí carece de descripción, el avión se asemeja mucho al Savoia-Marchetti SM.79 Sparviero, conocido en inglés como Sparrowhawk, que habría volado por primera vez el año anterior. Cuando desplegaron la aeronave, era el bombardero más rápido del mundo y se convirtió rápidamente en un símbolo del prestigio nacional. Como tal, participaba con frecuencia en exposiciones aeronáuticas, como la que se anuncia en este afiche, para concursar por recursos públicos.

Una favola vera (Un cuento verdadero), 1936

Ilustración: Anna Maria Tommasini (1901–87)

Portada: Tina Tommasini (1902–85)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Para celebrar el nuevo Imperio italiano en África Oriental, este «verdadero cuento de hadas» fue escrito por un príncipe de verdad, el siciliano Ferdinando Hardouin-Monroy-Ventimiglia. Su objetivo era enseñar a las infancias sobre la nueva y más grande Italia, no solo la península donde vivían, sino también sus territorios en Libia, Eritrea y Etiopía, cuya capital, Adís Abeba, había sido bautizada con el nombre meramente italiano de Nuovo Fiore (Nueva Flor).
  • El cuento relata la vida de Benito Mussolini desde su nacimiento (en un día festivo, en el que las campanas repicaron para celebrar al futuro líder) hasta su Marcha sobre Roma. Las ilustraciones en acuarela que acompañan el texto son alegres y vivaces, con elementos futuristas, con fasces, banderas y cintas ondeando al viento.  
  • El autor describe a sus jóvenes lectores la Marcha sobre Roma que condujo a dos décadas de totalitarismo, sufrimiento y muerte de la siguiente manera: «Solo con su genio [Mussolini] supo encauzar las fuerzas de la juventud… y con lo mejor de la juventud italiana surgida del pueblo se lanzó a conquistar el Estado».

Enimmi della scienza moderna (Enigmas de la ciencia moderna), 1930

Giulio Cisari (1892–1979)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Inspirado por historias similares de Julio Verne, esta colección infantil de cuentos fantásticos de Egisto Roggero, refleja la obsesión típica de la sociedad de aquel tiempo con los avances tecnológicos.
  • Aunque los contenidos del libro no son inusuales, su portada excesivamente futurista demuestra la presencia dominante de este movimiento artístico en las décadas de 1920 y 1930 en Italia. El futurismo respaldaría al fascismo de igual manera que el fascismo permitiría que el futurismo se convierta en el lenguaje visual permisible de aquella época.

Guida D’Italia: possedimenti e colonie (Guía de Italia: posesiones y colonias), 1929

Colección de Brenno Campo

  • Bajo producción del Touring Club Italiano, una organización de turismo, esta guía sobre las colonias del país ofrece información útil para el viajero imperialista de la era fascista. El acto mismo de guiar los viajes al exterior formaba parte del objetivo más amplio de querer que se tome a Italia en serio como potencia mundial. Una publicación como ésta, pensada para el mercado nacional, contribuyó a dar forma a la opinión pública italiana, sobre todo la clase social alta, sobre el Imperio italiano. 
  • El texto está enfocado en los territorios italianos en Grecia y en el norte de África e incluye consejos sobre la mejor forma de llegar a todos los destinos desde Italia y desde otras colonias italianas. También destaca actividades, lugares y restaurantes de interés italiano y proporciona listas de frases en los idiomas locales de cada lugar.
  • Aunque había muchas guías como ésta, la mayoría de la población italiana no podía permitirse este tipo de viajes, ya que el coste del transporte aéreo o marítimo a muchos de estos lugares suponía varios meses de su sueldo. 

Abbasso la guerra imperialista (Abajo con la guerra imperialista), c. 1935

Diseño: Desconocido

Colección privada, NY

  • Impreso tras la invasión italiana de Etiopía, este folleto antifascista proclama «¡Abajo con la guerra imperialista!» reflejando el creciente resentimiento de la población italiana hacia el Gobierno, a pesar de la gran cantidad de propaganda pro-fascista que llegaría a imprimirse en aquella época. Al igual que muchos panfletos y afiches similares, este folleto se habría difundido por toda Italia. 
  • Este diseño en particular hace referencia a La cara del fascismo, una composición de 1928 en la que el artista de fotomontaje alemán John Heartfield convierte de forma explícita el retrato de Mussolini en una calavera. Impactante y directa, se imprimió múltiples veces para circularla por toda Europa. Aunque la impresión de algunas versiones como ésta ocurrió localmente, la mayoría fueron realizadas por comunidades de inmigrantes en el extranjero, en Francia y en los Estados Unidos, por ejemplo, para introducirlas en Italia de contrabando.
  • Hacer pegas con este tipo de arte de protesta en los muros de la ciudad acarreaba severos castigos; este folleto llevaba un revestimiento de goma que permitía pegarlo rápidamente con agua. Este tipo de material era confiscado durante allanamientos de la policía contra quienes se oponían al régimen y por ello, hoy en día, se puede aún encontrar grandes cantidades de panfletos en los archivos del Estado.

Vanity Fair, 1932

Miguel Covarrubias (1904–57)

Colección privada, NYC

  • En 1932, la revista Vanity Fair comisionó al caricaturista mexicano Miguel Covarrubias para que diseñara la portada de su número de octubre, marcando el décimo aniversario de la Marcha sobre Roma de Mussolini. 
  • El diseño muestra a Mussolini haciendo el saludo romano, gesto enfático que ahora se conoce en todo el mundo como símbolo de la tiranía, con los ojos desorbitados y enloquecidos, mientras el rey Víctor Manuel III, monarca simbólico de Italia, prácticamente olvidado hoy en día, intenta jalarlo de una oreja. 
  • Víctor Manuel era el rey hereditario de la nación cuando Il Duce tomó el poder, diez años antes; aunque conservaría nominalmente el trono, carecía por completo de poder y su función oficial se limitaba a participar en los desfiles y a aparecer en las monedas.

Afiche de una mujer afrodescendiente con los ojos vendados y tres automóviles de carreras que se alejan de sus manos extendidas.

Lotteria di Tripoli (Lotería de Trípoli), 1936

Adolfo Busi (1891–1977)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • El automovilismo o motorsports era extremadamente popular en Italia por lo que, a medida que la nación colonizaba África y el Mediterráneo, también empezó a lanzar carreras de automóviles en estos territorios.
  • El primer Gran Premio de Trípoli se celebró en Libia en 1925, inmediatamente después de un intenso periodo de colonización de dos años. El Gobierno vendió billetes de lotería (como lo anuncia este afiche) y utilizó los fondos remanentes para crear un premio especial basado en el resultado de la carrera. El ganador recibiría tres millones de liras (un poco menos de cuatro millones de dólares actuales), aunque el resultado de la lotería de 1933 dio lugar a acusaciones generalizadas de que había sido manipulada. 
  • La carrera y la lotería en Libia fueron instauradas con el fin de recaudar capital y promover el turismo para animar a la población italiana a establecerse allí de forma permanente. A pesar del entusiasmo del gobernador colonial, el general Emilio De Bono, estos esfuerzos fueron un fracaso financiero; De Bono tuvo que intervenir personalmente para salvar la carrera en 1929 y la de 1930 tuvo muy poca asistencia.
  • Este afiche fue creado como un esfuerzo por revivir la carrera y la lotería, ambas en declive. Adolfo Busi, diseñador gráfico que había trabajado en la Feria de Trípoli de 1931 y en varias campañas para la empresa de la pasta Barilla, fue contratado para diseñar un anuncio que captara un sentido racializado del exotismo. Para cumplir con este encargo, centró la composición en una mujer afrodescendiente portando joyas y con los ojos vendados para enfatizar la supuesta honestidad y transparencia de la lotería y su fabuloso premio.

Afiche de un conductor con gafas protectoras sujetando el volante de un automóvil de carreras color rosa y fajos de billetes apilados en la parte inferior del afiche.

Lotteria di Tripoli (Lotería de Trípoli) 1937

Leopoldo Metlicovitz (1868–1944)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • A partir de 1937, los pilotos del automovilismo alemán comenzaron a dominar a los italianos en el Gran Premio de Trípoli, ganando todas las carreras excepto una en los años previos a la guerra. 
  • En este afiche, Leopoldo Metlicovitz ofrece una radical alternativa al diseño de Adolfo Busi del año anterior; en lugar de destacar las ambiciones colonialistas de Italia, se centra en un conductor sonriente y una pila de dinero. Las siluetas de dos minaretes al fondo son el único indicio de que esta carrera no tendrá lugar en Europa.
  • A Metlicovitz se lo considera como uno de los padres del arte gráfico del afiche italiano. Cuando diseñó este afiche, ya llevaba 49 años trabajando y había creado anuncios para óperas de principios de siglo y productos clásicos italianos, además de al menos cuatro composiciones para el escritor y poeta fascista Gabriele D’Annunzio. Este afiche sería uno de sus últimos trabajos.

Afiche con las proas de dos barcos imponentes con un mapa al fondo.

Rex & Conte di Savoia, 1932 

Giuseppe Patrone (1904–63)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Este afiche anuncia los dos nuevos barcos de alta velocidad de la línea naviera italiana, el SS Rex y el SS Conte di Savoia, ambos capaces de cruzar el Atlántico hasta la ciudad de Nueva York en seis días y medio.
  • Durante su viaje inaugural desde Génova, un 27 de septiembre de 1932, el Rex navegó a la velocidad media más rápida que cualquier otro transatlántico de la historia, logrando ganarle el prestigioso Ribete Azul al SS Bremen alemán. Estas victorias simbólicas, especialmente contra Alemania, eran considerados importantes éxitos políticos que contribuyeron a consolidar la supremacía italiana. 
  • Aunque se convirtieron en símbolos del orgullo nacional, los barcos no eran tan elegantes como los anunciaron y había mucha gente italiana desesperada y hambrienta viajando en las cubiertas más económicas para emigrar a otros países. Tras la aprobación de las leyes raciales italianas en 1938, también aumentó el número de pasajeros judíos italianos, quienes embarcaron su mayoría en el Rex con destino a los Estados Unidos para escapar de la persecución.
  • Ambos barcos continuaron funcionando hasta la entrada de Italia en la guerra en junio de 1940, momento en el que el Rex fue anclado en el puerto de Trieste para su custodia y el Conte di Savoia requisado para fines bélicos. Ambos navíos serían destruidos durante la guerra.

Cartel con dos manos tocando un tambor decorado de rojo y blanco.

Mostra coloniale dell’artigianato libico (Exhibición colonial de la artesanía libia), c. 1936

Marcello Dudovich (1878–1962)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Ya que Italia no podía presumir de la «gloria» histórica de poseer vastas colonias, como muchos de sus vecinos europeos, las referencias a sus recientes esfuerzos por expandir el dominio italiano por todo el norte de África y el Mediterráneo casi siempre iban acompañadas de imágenes exóticas.  
  • Marcello Dudovich presenta aquí las manos de una persona afrodescendiente tocando el djembé para promocionar una «feria artesanal» de Libia que se estaba llevando a cabo en los grandes almacenes italianos Rinascente. El diseño fue difundido ampliamente justo después de la declaración del Imperio italiano y posteriormente se utilizaría para publicitar otras ediciones de la exposición en toda Italia. 
  • A mediados de la década de 1930, el programa expansionista de Italia estaba en ferviente apogeo. Todo lo relacionado con la presencia del país en África era de especial interés debido a su reciente expansión colonial, lo que dio lugar a innumerables festivales y exposiciones como la que se ve en este afiche. Un ciudadano italiano medio no hubiese comprendido las complejidades de los matices de las culturas africanas, por lo que no necesariamente habría encontrado incongruente la imagen de un instrumento tradicional de África Occidental para promover una feria artesanal libia del norte de África.

 Afiche con el perfil de una mujer afrodescendiente con pendientes de aro blancos y texto en cursiva.

Mostra artistica Fiera del libro (Exhibición artística/Feria del libro), 1936

Ivanhoe Gambini (1904–92)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Como se puede observar en otras piezas de esta exposición, la fascinación italiana por el mundo africano alcanzó su punto álgido tras la proclamación de Mussolini del Imperio italiano en 1936. Imágenes de gente africana de piel negra —mujeres, en particular— aparecieron por todas partes en formas muy variadas. Algunas, como la figura de este afiche, eran representadas como veneri nere (venus negras), exotizadas y sexualizadas, mientras que otras eran retratadas como pobres y bufonescas para enfatizar su supuesta inferioridad racial con respecto al resto de los italianos. 
  • Este afiche promueve una exposición artística y feria del libro en la ciudad norteña de Varese, cerca de Milán. El evento tuvo lugar en el Instituto Colonial de la ciudad para coincidir con el «Día Colonial», por lo que es probable que las proyecciones de películas y la conferencia anunciadas reflejaron esta temática.

Afiche de una mujer blanca con guantes y un vestido elegante ondeada por la brisa.

Croisières “Italia” (Cruceros “Italia”), 1938

Marcello Dudovich (1878–1962)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • La Société de Navigation, con sede en Génova, ofrecía un servicio de transatlánticos de lujo en Europa y a través del Atlántico. Este afiche, impreso para un público francófono, promociona cruceros a Italia de cualquiera de los puertos de escala de la Société.   
  • La producción del afiche ocurrió en un momento de cambios dramáticos en la política racial del Gobierno italiano, presionado por un Adolf Hitler cada vez más poderoso. El año anterior, Roma había aprobado un decreto para diferenciar a las poblaciones eritreas y etíopes de otros súbditos del recién fundado imperio colonial; en el Reino de Italia, estas poblaciones debían ser referidas ahora como «africanas» y no como ciudadanos italianos. En 1938, se publicó el Manifiesto de la raza (un informe pseudocientífico sobre la supremacía de los italianos) al mismo tiempo que Mussolini daba marcha atrás su creencia de toda la vida de que los judíos italianos «han vivido en Italia desde los reyes de Roma y debían permanecer en paz». El 17 de noviembre de aquel año, se anunció por decreto que la población judía sería despojada de su ciudadanía y que tenían prohibido acceder al Gobierno y a la educación superior. Los periódicos y revistas, a instancias del Gobierno, recordaron a todos los «italianos étnicos» sobre las leyes raciales y sobre la inferioridad de otros grupos de la población, en particular los judíos.
  • En este afiche, la suntuosidad italiana está siendo representada por una nueva mujer «italiana perfecta» de aspecto particularmente ario. La bandera que aparece detrás de ella es la de la línea naviera italiana, derivada de las banderas marítimas renacentistas de Génova, desde donde zarpaban los barcos, y de Trieste, una ciudad austriaca que fue anexada a Italia a finales de la Primera Guerra Mundial. Trieste era también la sede de Cosulich, una de las compañías navieras que se fusionaron para crear la línea italiana.

Afiche de un esbelto monumento verde y rojo con un avión volando detrás,  sobre un fondo azul y amarillo.

Ala Littoria, 1935 

Tito Corbella (1885–1966)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Durante el periodo fascista, Ala Littoria era la aerolínea nacional italiana, propiedad del Gobierno, que fue precursora de Alitalia y de la actual ITA Airways. En 1925, la aviación comercial italiana era prácticamente desconocida; en 1930, Ala Littoria, un conglomerado de pequeñas aerolíneas se convirtió en la tercera más utilizada de Europa, por encima de las de Inglaterra y los Países Bajos. Adornaba con orgullo sus aviones con la bandera tricolor italiana y, en 1934, empezó a ofrecer servicios a nivel internacional por orden directa de Benito Mussolini.
  • El año anterior a la impresión de este afiche, Ala Littoria comenzó a prestar servicio a las colonias italianas en África. La aerolínea se había convertido en sinónimo de la ambición imperial italiana, así como del régimen y de su líder (de ahí los fasces que aparecen en la parte inferior derecha como parte de su logotipo oficial). 
  • Esta conexión se ve reforzada en el diseño por un Savoia-Marchetti S.74 sobrevolando el Obelisco Mussolini, un imponente monumento diseñado por Constantino Constantini en 1932 en honor al décimo aniversario del régimen fascista y en el que se pueden leer las palabras «Mussolini Dux» (el líder o caudillo Mussolini).
  • Como la mayoría de la propaganda italiana, el contenido glorificado no reflejaba la realidad. Solo se produjeron tres modelos de aviones, de los cuales todos fueron destruidos durante la guerra.

 

Afiche de varios aviones sobrevolando el océano Atlántico y un mapa colorido.

Crociera aerea transatlantica (Crucero aéreo transatlántico), 1931 

Umberto Di Lazzaro (1898–1968)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

Afiche con muchos aviones blancos volando en formación sobre un fondo azul oscuro.

Crociera aerea del Decenniale (Crucero aéreo del Decenio), 1933 

Marcello Dudovich (1878–1968)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

Afiche de aviones amarillos volando en línea recta hacia un punto que se desvanece entre dos grandes banderas.

Crociera aerea del Decenniale (Crucero aéreo del Decenio), 1933 

Umberto di Lazzaro (1898–1968)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

Afiche de la cabeza imponente de un hombre detrás de muchos aviones grises volando hacia arriba.

Crociera aerea del Decenniale (Crucero aéreo del Decenio), 1933 

Luigi Martinati (1893–1983)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

Afiche de una vista aérea de ciudades con un camino blanco que se curva desde  el primer plano hasta el fondo.

Crociera aerea del Decenniale (Crucero aéreo del Decenio), 1933 

Luigi Martinati (1893–1983)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Estos cinco afiches monumentales ponen de relieve algunas de las muchas maneras en las que se celebraba la tentativa italiana de conquistar los cielos, a través del diseño gráfico.
  • En 1931, Italo Balbo, ministro de Aviación de Mussolini, organizó un vuelo en formación de un mes de duración con 14 aviones que partieron de Orbetello, en la Toscana, hasta Río de Janeiro, Brasil; el viaje está representado en el primer afiche de dos pliegos con una línea uniendo a ambos países. El texto que aparece en la parte inferior destaca las numerosas tecnologías de origen italiano que hicieron esta hazaña posible.
  • El éxito de esta proeza en 1931 llevó a Balbo a organizar un segundo vuelo en 1933 para conmemorar el décimo aniversario de la fundación de la Fuerza Aérea Italiana por Mussolini (descrito en los afiches como el «decennale»). Se había previsto inicialmente que 25 aviones darían la vuelta al mundo en este viaje; sin embargo, el itinerario finalmente se limitó a 13 escalas, comenzando por Roma, para terminar en Chicago en la exposición Un Siglo de Progreso.
  • Ícono del fascismo, Balbo más tarde se opondría a la alianza con los Nazi y murió en Libia en 1940, derribado por la Fuerza Naval italiana por error. Posteriormente, se rumoreaba que Mussolini había ordenado el asesinato de Balbo, una inexactitud que perduraría por décadas.

Stars and Stripes, 1945

Colección privada, NYC

  • Las fuerzas de los países aliados, incluyendo a los Estados Unidos, lucharon contra los ejércitos combinados de Italia y Alemania en todo el norte de África antes de desembarcar en la isla italiana de Sicilia en el verano de 1943. El Gobierno italiano colapsó inmediatamente y Mussolini quedó reducido a líder de un Estado títere alemán, mientras estallaba una guerra civil entre los grupos fascistas y los partigiani (partisanos).
  • En abril de 1945, la situación de Mussolini, incluso en su Gobierno en gran parte imaginario, se volvió insostenible, quien se vio obligado a huir hacia la frontera suiza con su amante. El 27 de abril serían capturados por partisanos italianos y ejecutados sumariamente al siguiente día. Su aliado, Adolf Hitler, se suicidaría dos días después.
  • Así como el cuerpo de Mussolini había sido un símbolo de la fuerza del régimen, se convirtió en un símbolo igualmente poderoso de su derrota. Una multitud de partisanos, la ciudadanía italiana enfurecida y soldados estadounidenses observaron cómo arrastraban el cadáver de Mussolini hasta una plaza pública en Milán, que recientemente había sido el escenario de una ejecución partisana. Lo desnudaron, lo golpearon, orinaron y defecaron encima de su cuerpo para finalmente colgarlo boca abajo de la viga de una gasolinera. Esta edición del periódico militar estadounidense Stars and Stripes, del 30 de abril, fue una de las muchas publicaciones que anunciaron su ejecución.
  • La muerte de Mussolini marcaría el fin de la guerra aliada en Italia. Su ausencia dejó un vacío para la ocupación estadounidense y británica, abriendo las puertas a una nueva era de propaganda muy diferente.

 

Postmortem Hanging of Mussolini and Other Fascists, 1945

Pietro Samuèl Campo (1916–2011)

Colección de Brenno Campo

  • Tomada por un emigrante italiano al servicio del ejército de los Estados Unidos, esta fotografía muestra el cuerpo de Mussolini colgado junto a los cadáveres de otros líderes fascistas asesinados dos días antes. La imagen sirve como un poderoso recordatorio del poder simbólico que su cuerpo tuvo tanto vivo como tras su muerte. 
  • Partisanos italianos, observados por tropas estadounidenses, se llevaron deliberadamente los cuerpos profanados de Francesco Maria Barracu (subsecretario de la Presidencia), Benito Mussolini (primer ministro de Italia), Claretta Petacci (amante de Mussolini), Alessandro Pavolini (ministro de Cultura Popular y autoridad que aprobó la mayoría de los afiches y documentos de propaganda italiana que se ven en esta exposición) y Achille Starace (secretario del Partido Nacional Fascista) a la Piazzale Loreto de Milán, lugar donde un grupo de sus compañeros partisanos habían sido ejecutados el mes de agosto anterior por el régimen de Mussolini. 
  • Después de colgarlos, los cadáveres fueron puestos bajo custodia del ejército estadounidense, que los trasladaría a la morgue municipal para que se les practicara la autopsia. Aunque Mussolini fue enterrado en una fosa sin nombre, su cadáver sería robado y escondido en repetidas ocasiones, tanto por fascistas como por antifascistas, durante los doce años siguientes, hasta que finalmente fue enterrado en una tumba de la familia en su ciudad natal.  
  • Adolf Hitler fue informado inmediatamente sobre la muerte de Mussolini y las circunstancias en cómo fue expuesto públicamente. A continuación, dejó constancia en su testamento de que prefería morir antes que convertirse en «un espectáculo organizado por los judíos». Al día siguiente, Hitler se suicidó en Berlín.

Afiche dividido verticalmente por la mitad con fotografías en blanco y negro de adultos  y niños.

Fame=caos, pane=ordine (Hambre=caos, pan=órden), c. 1947

Diseño: Desconocido

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Este afiche presenta una estricta dicotomía entre la vida en Italia bajo el régimen fascista y bajo el Plan Marshall. A la izquierda, el totalitarismo conduce a la hambruna infantil, mientras que, a la derecha, la comida y el orden han generado una democracia próspera. Los textos en la parte central e inferior pueden traducirse como: «Libertad para elegir la vida del mañana. Por eso América ya ha enviado ayuda a Italia por un total de 1140 000 millones de liras». 
  • Tras la caída de Italia, una guerra civil entre lo que quedaba del Gobierno de Mussolini, las fuerzas de la ocupación alemana, la invasión de los ejércitos aliados y los partisanos de tendencia comunista que estaban luchando por el control del país estallaría en 1943. Al terminar la guerra en 1945, se fundaría la República Italiana —la nación moderna de Italia— y los partidos políticos comenzaron a disputarse el poder.
  • El más grande y exitoso de ellos fue el Partido Demócrata Cristiano, respaldado por los Estados Unidos, promovido por este afiche y al que apodaban «la ballena blanca» por su gran número de afiliados y su color oficial. En oposición a su principal rival, el Partido Comunista, se convirtió en muchos sentidos en la voz de los intereses estadounidenses en Italia; bajo presión del presidente Harry Truman, formaría una amplia coalición para ganar las elecciones locales en 1948, con el apoyo de los EE. UU. y la Iglesia católica, y pasaría a controlar la nación durante los siguientes cuarenta años.

Afiche con una alta chimenea roja de donde sale una columna de humo y ladrillos frente a ella.

Mostra della Ricostruzione Nazionale (Exhibición de la Reconstrucción Nacional), 1950 

Rolando Monti (1906–92) & Francesco Perotti (1907–55)

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • Después de la guerra, los Estados Unidos implementaría el Plan Marshall para distribuir asistencia económica y apoyar la reconstrucción de los países europeos; su objetivo también era proporcionar un bastión cultural y político contra la Unión Soviética. Durante un periodo de cuatro años, a partir de 1948, los Estados Unidos distribuiría 13 300 millones de dólares (aproximadamente 178 000 millones de dólares actuales) a 16 naciones de Europa occidental en base (aproximadamente) al tamaño de su población. 
  • El plan fue concebido bajo la teoría de que la reactivación económica conduciría a una Europa más fuerte, pero también más dependiente y favorable a los intereses estadounidenses. Como resultado de este Programa de Recuperación Europea, como se lo conocía en aquel entonces, para finales de 1948 la producción industrial italiana había regresado a niveles previos a la guerra.
  • Patrocinado por la Oficina Nacional de Turismo de Italia (ENIT), este afiche anuncia una exposición sobre la recuperación italiana al sugerir que los escombros italianos se están transformando en brillantes y activas fábricas nuevas con la ayuda del capital estadounidense.

Afiche con una hogaza de pan dividida por la mitad por un texto blanco sobre un fondo azul.

Il pane che noi mangiamo (El pan que comemos), 1948 

Diseño: Desconocido

Colección de Fondazione Massimo e Sonia Cirulli, Bolonia

  • La pugna entre los Estados Unidos y la Unión Soviética por ejercer influencia en Italia a través de los partidos Demócrata Cristiano y Comunista, llevó a una considerable diseminación de propaganda impresa por ambos bandos.
  • Este afiche defiende la benevolencia de un Gobierno estadounidense que destinaría millones de dólares en asistencia financiera y raciones para una nación hambrienta, bombardeada y angustiada. Señala que el pan italiano está compuesto por un 40 % de harina italiana y un 60 % de harina estadounidense —lo que es más importante, que la harina estadounidense es gratuita. 
  • En el periodo de la posguerra, la influencia de los países aliados (en particular la de los Estados Unidos y la ayuda financiera del Plan Marshall) se convertiría en generacional: las subvenciones estadounidenses proporcionarían alimentos, reconstruirían ciudades y carreteras y restablecerían muchos servicios básicos que habían sido interrumpidos durante la guerra. 
  • Adicionalmente, la clase política que recibía el respaldo de los Estados Unidos, especialmente a través del Partido Demócrata Cristiano, dominaría la política italiana a todo nivel durante medio siglo, mientras que muchos personajes de la época fascista hicieron una transición silenciosa a la nueva forma de hacer República. Mientras tanto, el ejército estadounidense se convirtió en una presencia permanente en Italia, con bases militares en todo el país que hasta hoy continúan bajo su control.

Acknowledgements

 

Curaduría

B.A. Van Sise

 

Diseño & Producción

Ola Baldych

Mihoshi Fukushima Clark

Randee Ballinger

 

Instalación

John F. Lynch

Rob Leonardi

Diego Cadena Bejarano 

 

Registrar

Melanie Papathomas

 

Woodwork 

Rob Leonardi

 

Graphic Installation

Keith Immediato

 

Impresoras

Full Point Graphics

XD Four

 

Agradecimientos especiales

Nicola Lucchi, PhD

Tiziana Rinaldi Castro, novelista y periodista

Steven Heller, historia del diseño

Stephen Coles, Letterform Archive

Anna Di Paolo, Touring Club Italy

Anna Chiara Di Maio, asesoría lingüística

Catherine Bindman, edición

Randy Ferreiro, corrección de estilo

Sofía Jarrín, traducción al español