¡Intentamos advertirles! Afiches sobre la crisis ecológica, 1970–2020
«La gran pregunta de la década de 1970 es: ¿claudicaremos a lo que nos rodea o nos reconciliaremos con la naturaleza y empezaremos a reparar el daño que hemos hecho al aire, a la tierra y al agua que compartimos?»—Richard Nixon, discurso sobre el estado de la nación, 1970.
INTRODUCCIÓN
Los afiches de esta exhibición fueron diseñados para celebrar a la naturaleza y como una advertencia de los peligros a los que se enfrenta —y, en consecuencia, la vida humana como tal— y hace un llamado a la acción en tiempos de la crisis ecológica y climática. A partir de la década de 1970, este tipo de afiches se popularizó entre los movimientos sociales y prevalecieron para concientizar al mundo sobre el cambio climático, al señalar varios fenómenos como la deforestación, la lluvia ácida, la contaminación del aire y el agua, las energías renovables y, cada vez con más frecuencia, las acciones ilícitas de las empresas. Muchos afiches fueron diseñados por encargo en honor del Día de la Tierra, reconocido como la conmemoración laica de mayor envergadura a nivel mundial. Celebrado por vez primera un 22 de abril de 1970, este día fue el resultado de una preocupación generalizada por los altos niveles de contaminación y la alta desconfianza ante cómo el gobierno, las industrias y la ciencia habían coordinado sus acciones e ignorado sus efectos perjudiciales a largo plazo. Aquel año, el Día de la Tierra inspiró la redacción de leyes y la creación de organismos reguladores en los EE. UU., así como el Clean Air Act (Ley de Aire Limpio) y la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA, por sus siglas en inglés), además de organizaciones no gubernamentales (ONGs) como Greenpeace en 1971 y multilaterales a nivel internacional, como el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en 1972.
Los afiches fueron distribuidos ampliamente con mensajes claros y sencillos. Aunque muchos afiches ecologistas han dado mayor relevancia a temas críticos y han ayudado a dar forma al debate público, a menudo incorporan tropos visuales que un crítico etiquetó como «máscaras de gas y abejas», dando lugar a cierta uniformidad gráfica, independientemente del país o el tema. Es igualmente significativo que la trayectoria a largo plazo del cambio climático, comúnmente denominada como «la violencia lenta», hace que el público ponga más atención a las catástrofes inmediatas que a la insidiosa trayectoria del colapso medioambiental global. Aunque en esta exhibición aparecen algunos símbolos característicos, también presentamos diseños que van de lo fantástico a lo apocalíptico.
Aunque muchas de las zonas más afectadas por el cambio climático y la degradación medioambiental se encuentran en las comunidades y países más pobres, estos afiches fueron elaborados principalmente en los países más ricos del mundo. Mientras tanto, activistas ecologistas pacifistas de numerosos países de pocos recursos, corren el riesgo de ser tratados como presos políticos bajo el pretexto de la seguridad nacional. Por esta razón, aquellos afiches de los lugares más afectados por la catástrofe medioambiental son escasos.
En vez de presentar estos afiches cronológicamente o por país, hemos decidido agruparlos dentro de los cuatro elementos clásicos: tierra, agua, aire y fuego. La veneración por estos elementos básicos del ecosistema se remonta a la antigua Grecia y otras culturas antiguas como la azteca o zoroástrica. Considerados no solo como sustancias materiales, sino también como fuerzas poderosas que podían darle significado e inspiración al diario vivir, la naturaleza ha sido fuente de respeto y admiración desde el inicio de la historia.
Esta exhibición cuenta con el apoyo de la Fundación Simons.